Índice "El Comunista" nº74      

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DESARROLLO DEL IMPERIALISMO EN ORIENTE MEDIO Y UCRANIA

 

 

Desarrollo del conflicto en Oriente Medio

El proceso de integración de Israel con el resto de la zona de Oriente Medio, estaba acelerándose con los acuerdos de Abraham (iniciados por la fracción aislacionista de la burguesía de EEUU) en el marco de la retirada de EEUU de Afganistán y prácticamente de Irak, del acuerdo Irán-Arabia Saudí bajo el auspicio de China y del reconocimiento de Israel por parte de Arabia Saudí que iba a ser inminentemente anunciado. Esta integración contaba con una serie de obstáculos que a su vez han chocado violentamente entre ellos para frenarla desde la enésima detonación del conflicto en la zona el 7 de octubre de 2023. En “El Comunista” nº72 (marzo 2024, p.32-40) publicamos un informe sobre el desarrollo de este conflicto militar, sus causas y la actuación de cada uno de los involucrados al que remitimos al lector. Casi un año después, el proceso ha avanzado en los siguientes términos.

A la destrucción sistemática en Gaza se le sumó el asesinato sistemático por parte de Israel de altos responsables y dirigentes de Hamás, de Hezbolá así como varios militares iraníes de alto rango destacados fuera de Irán, la detonación organizada de los buscas en Líbano (17 de septiembre 2024) para afectar la red de información de Hezbolá (en una demostración de capacidad de infiltración e inteligencia militar por parte de Israel) y la invasión del sur del Líbano también por parte de Israel. Y ello sin que Irán respondiera seriamente ni el resto de estados árabes intervinieran contra Israel.

Es cierto que ha habido ataques directos de Irán a Israel y viceversa (el 13 y 19 de abril de 2024, y el 1 y 26 de octubre) pero estos han sido telegrafiados previamente. Después del primer ataque de Irán, el representante de la expansión diplomática militar estadounidense advertía al imperialismo israelí “‘Permítanme ser muy claro: si lanzan un gran ataque contra Irán, se las verán solos’, dijo Biden según el informe, (…): ’Si hacen esto, me largo’.” (Haaretz, 03-07-2024). Después del segundo, EEUU llegó incluso a filtrar el plan de ataque de Israel para asegurarse de que no atacaba infraestructuras petroleras o militares críticas en Irán.

El resultado de la escalada militar ha sido la decapitación organizativa y la reducción sustancial de las fuerzas de Hamás en Gaza y de Hezbolá en Líbano. Solapado con este proceso, el régimen de El Asad en Siria, que había aguantado el embate militar de varias milicias y ejércitos durante más de una década, apoyado por Rusia e Irán, y que estaba en proceso de rehabilitación formal en el mundo árabe, cayó como un castillo de naipes en cuestión de días (ver en este número el artículo “Siria: derrumbe de un régimen carcomido, continuidad capitalista”, p.20).

Por otro lado, Israel ha incrementado su aislamiento diplomático con órdenes internacionales de arresto por parte del Tribunal Penal Internacional contra su presidente y contra su ministro de defensa (destituido hace unos meses, por segunda vez) pero también sus soldados están sujetos a enfrentarse a órdenes de detención en otros países, como es el caso de Brasil. Dicho sea de paso, ante el estupor y bloqueo interno del imperialismo europeo, el Ejército israelí ha lanzado un mensaje en su ofensiva contra el Sur del Líbano atacando también sin muchas contemplaciones a los soldados de la denominada Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano.

Esta combinación de hechos materiales sumada a que la corriente partidaria del repliegue amurallado ha vuelto a tomar el mando del gobierno de EEUU, ha hecho posible un alto al fuego primero en Líbano (finales de noviembre de 2024) y luego un alto al fuego en Gaza (en enero de 2025). Alto al fuego que durante un año se ha venido prometiendo pero que siempre era saboteado por alguna de las partes. Alto al fuego que ha sido impuesto por EEUU como corroboran los lamentos de los medios de comunicación progubernamentales israelís: “se empezaron a escuchar lamentos en Canal 14 (...) ‘¡Es porque Trump está presionando para hacerlo! Eso es lo que está pasando’. Zimri: ‘Así que toda su gente ha estado mintiendo - es una gran decepción’. Magal: ‘Habla del infierno y mientras tanto envía a su enviado a firmar un acuerdo. (...) Esa es la verdad’”. (Haaretz, 13-01-2025).

El alto al fuego, que de momento se mantiene en Gaza, no ha evitado que prosiguiera e incluso se incrementara la actividad militar israelí en Cisjordania por parte del Ejército de Israel y también los enfrentamientos de la ANP contra el resto de facciones armadas palestinas, prohibiendo la ANP la difusión del medio de propaganda televisivo qatarí Al Jazeera.

 

Los retrocesos y avances de Irán en la zona

Irán ha sido la potencia capitalista que más posiciones ha perdido (en Gaza, Líbano y Siria) y, al mismo tiempo, la que más pasivamente ha sufrido estas pérdidas. El nuevo presidente iraní hablaba de resucitar el pacto nuclear, e Israel eliminaba al líder de Hamás asesinándolo en el propio Irán un mes más tarde. También declaraba en la Asamblea General de la ONU en Nueva York: “’Estamos dispuestos a dejar de lado todas nuestras armas siempre que Israel esté dispuesto a hacer lo mismo’ (…) ‘Si estallara una guerra en la región, no serviría a los intereses de nadie’, afirmó. ‘No queremos luchar. (…).’” (Bloomberg, 23-09-2024), y al cabo de una semana Israel eliminaba al aparentemente intocable Nasralá, líder de Hezbolá.

El motivo ha sido tratar de salir de su aislamiento, de no dejarse arrastrar a un conflicto bélico que daría una ventaja competitiva a los no involucrados (recuérdese la guerra Irán-Iraq entre 1980 y 1988) y de mantener las relaciones con los países árabes que ha ido tejiendo después del acuerdo con Arabia Saudí y de su entrada en los BRICS.

Estas relaciones se han podido ver por ejemplo, en el funeral del presidente de Irán (Raisi), muerto en un accidente de helicóptero en mayo de 2024, al que acudieron ministros de exteriores de Arabia Saudí, EAU, Bahréin, Jordania, Egipto, el emir de Qatar, el presidente de Tunisia representantes de Líbano, Iraq, Pakistán, Azerbaiyán, Afganistán, además de Hamás, Hezbolá y los Hutíes. Rusia y China enviaron oficiales de bajo nivel. En la ONU los países africanos, latinoamericanos y asiáticos, y el secretario general de la misma, también expresaron sus condolencias.

 

Envío de armas por parte de EEUU

Pese a los bloqueos internos entre las distintas fracciones de su burguesía, EEUU ha mantenido el flujo de armas a Israel: “el Departamento de Estado de EEUU ha informado al Congreso de su plan de enviar a Israel armas de fabricación estadounidense por valor de 8.000 millones de dólares. (...) Muchas de las armas no están destinadas a un uso inmediato, sino que entrarán en un proceso de fabricación que puede llevar años.” (Haaretz, 04-01-2025).  La partida que quedó bloqueada fue la de las bombas de más de 900kg y ha sido desbloqueada por el nuevo gobierno de EEUU: “El presidente Donald Trump ha puesto fin a una suspensión de la administración Biden sobre el suministro de bombas de 2.000 libras a Israel.” (Bloomberg, 26-01-2025).

La corriente aislacionista ha empezado a hacer sus probaturas de recorte presupuestario: “El secretario de Estado Marco Rubio ha enviado una orden a todos los puestos diplomáticos y consulares de Estados Unidos instruyendo una pausa en ‘todas las nuevas obligaciones de financiación, a la espera de una revisión, para los programas de ayuda exterior financiados por o a través del Departamento y USAID.’ (…) financiación militar exterior estadounidense para Israel y Egipto está exenta de la orden (…).” (CBS, 25-01-2025). En relación con Ucrania: “USAID ha recibido la orden de suspender proyectos en Ucrania (...) Volodymyr Zelenskiy: ‘Estoy centrado en la ayuda militar. No se ha suspendido, gracias a Dios’, añadió. (...) Desde el comienzo de la guerra a principios de 2022, USAID ha proporcionado 2.600 millones de dólares en ayuda humanitaria, 5.000 millones en ayuda al desarrollo y más de 30.000 millones en apoyo presupuestario directo, según su sitio web.” (Bloomberg, 26-01-2025).

 

Desarrollo del conflicto en Ucrania

La guerra en Ucrania fue preparada por EEUU con la intención de romper las conexiones entre la UE y Rusia, con el objetivo de aislar y desgastar al imperialismo ruso al mismo tiempo que al imperialismo europeo, y para imponerse a posteriori sobre los contendientes agotados (como hizo en las dos guerras mundiales). Fue iniciada por Rusia con la intención de recuperar su área de influencia incitada por el proceso de repliegue de EEUU a nivel mundial. El imperialismo europeo trata de contener con ella el empuje de los imperialismos chino y ruso. El proletariado ucraniano y ruso es sacrificado en el frente y sometido a redoblada explotación en la retaguardia, luchando y trabajando por una causa que es la de sus explotadores.

Pese al daño infligido al imperialismo ruso por el desgaste militar y social interno, el deseado aislamiento no ha sucedido (como demuestra la treintena de Estados que acudieron a Moscú para la cumbre de los BRICS) y el conflicto se encuentra esencialmente estancado. Ahora que la corriente de la burguesía estadounidense partidaria del repliegue amurallado ha vuelto a tomar el volante (al que le falta tanto la caja de dirección como las varillas de acoplamiento para asegurar la correcta respuesta de las ruedas), ha prometido terminar con el conflicto en Ucrania.

Aunque han pasado meses de la victoria electoral y se ha realizado ya la investidura, de momento sigue sin haber habido una reunión formal entre los imperialismos ruso y estadounidense, pese a la manifiesta predisposición del primero: “El presidente Vladimir Putin accedería a discutir con Trump algunas garantías para el territorio de Ucrania que no permanezca ocupado, pero soIo si este país es desarmado y si los acuerdos contemplan “el contexto euroasiático". A cambio, Lavrov no ve con malos ojos que Groenlandia o Panamá que comparó con Crimea, decidan ser parte de EEUU.” (El País, 15-01-2025). Groenlandia para EEUU y Crimea para Rusia y asunto resuelto... Como explicábamos en “El Comunista” nº69, (septiembre 2022, p.31): “(…) el sector de la burguesía partidario de ceder el terreno a nivel internacional y encerrarse en casa (tapiando puertas y ventanas para que no entre nadie) era también partidaria de una entente con Rusia. Sueñan con un retorno al reparto del mundo y de Europa que hicieron después en Yalta y Potsdam, sin percatarse que aquel reparto tuvo como base una hegemonía de EEUU en el poderío militar y económico que ya no tiene. Esta vuelta al pasado es un deseo y nada más, pero sublima la falta de perspectivas en la que se encuentra todo este sector y, en realidad, el conjunto del capitalismo estadounidense.” (El Comunista nº69, septiembre 2022, p.31).

 

Las guerras son inevitables en el capitalismo

La acumulación de intereses imperialistas entrecruzados que colisionan y estallan en forma de conflictos armados, se produce en el marco de los procesos que determinan el periodo actual, una vez cerrado el ciclo de revoluciones burguesas anticoloniales en Asia y África y culminada la extensión del capitalismo a escala mundial: el desplazamiento del centro de gravedad del capitalismo a Asia, la ruptura del reparto del mundo y la crisis de sobreproducción.

La unidad nacional es la tumba de la clase obrera: el nacionalismo nos entrega atados de pies y de manos a la explotación capitalista en tiempos de guerra comercial y al matadero como carne de cañón en tiempos de guerra militar. Cualquier defensa de la propia “patria” es traicionar a la causa de la revolución: “Los obreros no tienen patria, no se les puede arrebatar lo que no poseen.” (Manifiesto del Partido Comunista, 1848).

El papel reservado al proletariado en el guion burgués es el de CARNE DE CAÑÓN en el campo de explotación y en el frente de guerra. Esta situación, además de los muertos en combate, genera un daño permanente: “miles de soldados israelíes han dejado de servir en funciones de combate debido a trastornos mentales (…).” (Haaretz, 02-01-2025), “este tipo de trastorno afecta ya a un 20% de los veteranos rusos que regresan del frente de Ucrania.” (El País, 29-09-2024) y “en Ucrania (…) un 30% de los ciudadanos – sobre todo soldados – padece estrés postraumático.”  (El País, 08-10-2024).

Pese a la falta de organización, una parte de los condenados a carne de cañón intentan escapar de esta suerte: ”45.543 soldados han desertado del ejército ucraniano entre enero y agosto de 2024.” (El País, 14-10-2024); e incluso oponer resistencia colectiva:“ en la 116ª Brigada TRO hubo una rebelión en bloque en Kurájove, se negaron a seguir órdenes y fueron trasladados a Sumi. (…) Fue sonado también el caso del abandono de sus posiciones de 100 soldados de la 123ª Brigada TRO en Vugledar.” (El País, 21-10-2024).

Pero la única alternativa a esta situación es que el proletariado se levante contra los explotadores como clase para sí  y no para el capital, que reanude la lucha de clase y se constituya en Partido Comunista Internacional. La única manera de oponernos a las guerras que el capitalismo produce es la reanudación de la lucha de clase contra la propia burguesía, la ruptura del frente nacional interclasista (en los países beligerantes y en el resto).

Para ello necesitamos combatir la influencia organizativa e ideológica que ejerce la burguesía a través del sindicalismo integrado en el Estado y a través del parlamentarismo, desarrollando una extensa red de solidaridad y de lucha en el plano sindical, fuera de los tentáculos del Estado, en la cual haya ganado una influencia decisiva el Partido Comunista Internacional.

La consigna de los revolucionarios a nivel mundial debe ser intransigentemente y sin excepciones:

  • Rechazo a todo nacionalismo: “los obreros no tienen patria”.
  • Rechazo a la solidaridad con la economía de la empresa y con la economía “nacional”.
  • Derrotismo revolucionario contra la propia burguesía en tiempos de guerra comercial o militar.
  • Organización conjunta e internacional de los proletarios de todas las lenguas en el Partido Comunista Internacional para la REVOLUCIÓN COMUNISTA A ESCALA MUNDIAL.

 

 

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