Índice "El Comunista" nº73

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LA OLLA A PRESIÓN DE LA ECONOMÍA CAPITALISTA

 

Anuncios esperados

Tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal han empezado a bajar los tipos de interés. El ciclo alcista iniciado en la primera mitad de 2022 (la Fed en marzo, el BCE en julio) tocó techo e inicia el descenso en la segunda mitad de 2024 (el BCE en junio, la Fed en septiembre). El Banco de Inglaterra también ha bajado los tipos. Y lo ha anunciado también el Banco Central chino. Observemos el proceso que les ha llevado hasta aquí.

 

La famosa inflación

Probablemente pocas nociones económicas estén más divulgadas entre la masa de la población que la inflación y todavía más en los últimos años en los que ha sido el centro de atención mediático. La clase obrera tiene ciertamente razones para temer la inflación: suben los precios de todas las mercancías pero el precio de la mercancía fuerza de trabajo (el salario) tiende a quedarse rezagado. Por el mismo motivo, la burguesía simpatiza con una inflación moderada e incluso elevada, aunque el segundo escenario puede hacer sufrir a las empresas que transitoriamente tienen que pagar más por su capital constante (materiales y medios de producción) sin poder trasladar todavía este aumento al precio final (ver “El Comunista” nº70, pág. 17).

 

Evolución de la inflación a nivel mundial

Veamos en el siguiente gráfico confeccionado por el Fondo Monetario Internacional la evolución de la inflación subyacente (tasa anual ajustada por estacionalidad). Este órgano mundial de la burguesía toma como referencia 57 economías que representaron el 78% del PIB mundial (en paridad de poder compra) en 2023. Las bandas representan los percentiles 25 a 75 de los datos de esas economías.

Se observa que, a pesar de las diferencias en la magnitud de la inflación entre economías, tanto las curvas promedio como las bandas de dispersión muestran un movimiento análogo a lo largo del tiempo. Esto refleja el carácter global de las presiones inflacionarias subyacentes durante ese periodo.

 

  

La reanudación epiléptica de la producción

En números precedentes hemos analizado el inicio de los desajustes de la oferta y la demanda producidos por “la paralización secuencial de la producción [que] generó una caída abrupta de la demanda y la consiguiente interrupción de la circulación, con el abarrotamiento de stocks y la detención/reducción de la producción de materias primas y semielaborados” (“El Comunista” nº66, julio 2021, pág. 15) seguido de “la reanudación de la producción de forma desincronizada [que] ha generado un aumento también abrupto de la demanda de estos productos que no se puede satisfacer a corto plazo: los stocks están reducidos a su mínima expresión y la escala de la producción está ajustada para la satisfacción de una demanda continua distribuida en el tiempo y no para la acumulación repentina del mismo volumen de demanda en un tiempo corto.” (“El Comunista” nº66, julio 2021, pág. 16), analizando entonces los cuellos de botella “producidos por las convulsiones de la puesta en marcha de los distintos sectores productivos que más que una reanudación parece un gigantesco ATAQUE EPILÉPTICO del organismo productivo capitalista.” (“El Comunista” nº66, julio 2021, pág. 16).

También vimos los ESTERTORES y ESPASMOS de la circulación mercantil capitalista a través de los cuales “las arterias de la circulación capitalista se han quedado simultáneamente colapsadas y desabastecidas, en el dialéctico entrelazarse de las contradicciones del capitalismo que producen abarrotamiento y desabastecimiento al mismo tiempo” (“El Comunista” nº68, abril 2022, pág. 10) y como “la saturación de la circulación por abarrotamiento produce en otro polo el desabastecimiento. Y para evitar el desabastecimiento cada competidor trata de acaparar el máximo de suministros, llevando a una espiral que sigue reproduciendo el abarrotamiento y el desabastecimiento en cada polo” (“El Comunista” nº68, abril 2022, pág. 11).

Pudimos reiterar que era el “fenómeno sucedido en el marco del proceso de reproducción y rotación del capital productivo (que engloba su producción y circulación) el que ha motivado el aumento de precios” (“El Comunista” nº69, septiembre 2022, pág. 6), descartar las explicaciones erróneas de la inflación basadas en la política monetaria (“El Comunista” nº69, septiembre 2022, pág. 7 y 8) y analizar la evolución de las tensiones en la cadena de suministro para mostrar el punto de inflexión que se reflejaba en la caída de las ventas de semiconductores (y correspondiente incremento de los inventarios), en la caída de los precios de múltiples metales y de los cereales, en los intentos de reducción de inventarios en EEUU (incluso vendiendo a pérdida) y en el paulatino descenso de los precios del transporte marítimo de contenedores (“El Comunista” nº69, septiembre 2022, pág. 11 y 12). En “El Comunista” nº70 (abril 2023, págs. 16 y 17) analizábamos la desinflamación paulatina pero consolidada de la cadena de suministro a finales del 2022, en el descenso de los precios del transporte, los días de tránsito, tiempos de descarga de los contenedores, etc. así como el abarrotamiento creciente de inventarios, la disminución de la disponibilidad de espacio en los almacenes de distribución en EEUU y la correspondiente alza del coste de alquiler de esos almacenes. En “El Comunista” nº72 (marzo 2024, pág. 26), después de exponer el marco histórico general en el que se mueve el capitalismo y al que remitimos al lector, reiteramos: “Es en este contexto que se produjeron y prolongaron en el tiempo los bloqueos y detenciones de la producción y circulación capitalista en 2020-2021 así como la posterior reanudación epiléptica de la producción y de la circulación capitalista mundial. Este ELECTROSHOCK administrado al capitalismo por el mismo sistema permitió a las economías de los imperialismos occidentales salir temporalmente del pantano de la deflación en el que se hundían desde hacía años”. Y también informábamos: “De momento, la Fed y el BCE han puesto en pausa sus subidas de tipos de interés y empiezan a hablar de bajadas. La tendencia está ahí: “Los últimos datos recogidos por Bank of America reflejan nada menos que 30 rebajas de los tipos de interés a escala global en los últimos tres meses, el máximo desde 2020.” (Expansión, 21-11-2023).” (“El Comunista” nº72, pág. 27).

 

La política monetaria nominal y real

En “El Comunista” nº70 (abril 2023, pág.5) cuestionábamos “en este descenso de la inflación, el efecto de la política monetaria de los bancos centrales (no confundir con el gasto realizado por los gobiernos en inversiones, subvenciones y ayudas)” dado que durante la mayor parte del proceso “los tipos estaban lejos de tener un efecto realmente restrictivo”.

El FMI nos proporciona una comparativa útil al respecto de los tipos reales comparados con los nominales:

 

 

 

 

 

 

En realidad (excepto en Brasil, Chile y China), los tipos han empezado a tener un efecto restrictivo una vez la inflación había descendido y más por efecto del propio descenso de la inflación que no a la inversa. Reiteramos la caracterización de los bancos centrales como MARIONETAS bajo control de fuerzas más poderosas.

 

La Fed, los tipos y el desempleo

Como hemos empezado diciendo la Reserva Federal de EEUU ha reducido el tipo de interés: lo ha reducido en 0,5 puntos el 18 de septiembre de 2024, quedando en un 5%. 

 

 

 

Desde la Fed se ha declarado reiteradas veces en los últimos tiempos su objetivo de quebrar el “mercado laboral”. Es decir, hacer que aumente el desempleo para que los asalariados se vean en una posición de tener que aceptar salarios y condiciones más bajas (ver “El Comunista” nº68, abril 2022, pág. 13, y “El Comunista” nº70, abril 2023, pág. 12). Pero, con total desfachatez, el giro en la política monetaria se anticipaba ya en agosto con esta justificación: “haremos todo lo posible para respaldar un mercado laboral fuerte” (Expansión, 24-08-2024).

Pese a que la Fed trate de justificar sus decisiones diciendo que son para fortalecer el mercado laboral, lo cierto es que la razón está en otro lugar. De hecho, tan sólo dos meses antes, el presidente de la Fed decía todo lo contrario: “insistió ayer en que la tasa de desempleo sigue “históricamente baja”, aunque haya escalado hasta el 4%” (Expansión, 13-06-2024).

 

La evolución del balance de la Fed

La Reserva Federal había empezado en mayo de 2024 a ralentizar el ritmo de reducción de la deuda engullida en el periodo anterior: “Hasta ahora, cada mes su balance se reducía en 95.000 millones de dólares y, a partir del próximo mes esta cantidad se reduce a 60.000 millones – 35.000 millones de cédulas hipotecarias y 25.000 millones en bonos –.“ (Expansión, 02-05-2024). Como se puede observar en el siguiente gráfico, el balance (la deuda engullida y que va siendo recomprada a su vencimiento) se ha reducido pero sigue siendo muy elevado.

 

 

 

Las turbulencias en la economía de EEUU

En los siguientes gráficos, se puede ver el incremento de las quiebras de start-ups y también el reducido número de empresas que salen a la Bolsa en EEUU (ver “El Comunista” nº71, septiembre 2023, pág. 12). 

 

 

  

En abril de 2024“los reguladores estadounidenses rescatan el Republic First Bancorp. Se trata de la primera quiebra de un banco en Estados Unidos en 2024, (…) Se estima que el coste para el fondo de garantía de depósitos relacionado con la quiebra de la entidad será de 667 millones de dólares.” (Expansión, 29-04-2024).

Las bolsas dieron también una señal de alarma a los especuladores mundiales en agosto. En un día: “la búsqueda de refugio por parte de los inversores se llevó ayer de una atacada alrededor de 1,5 billones de euros de capitalización bursátil en las bolsas mundiales, aunque durante la sesión las pérdidas llegaron a ser bastante mayores” (Expansión, 06-08-2024) y “en un lapso de tres semanas, el desplome borró unos 6,4 billones de dólares de los mercados bursátiles mundiales.” (Bloomberg, 05-08-2024).

Las caídas se concentraron en los bancos y empresas tecnológicas. Si observamos la evolución del Nasdaq podemos ver: 1) la caída inmediatamente posterior a los confinamientos de 2020, 2) la hinchazón posterior fruto de la inyección monetaria que llevó a duplicar el valor del índice, 3) la incineración de capital especulativo debido al inicio de las subidas de tipo de interés a partir de la primera mitad de 2022, 4) la reanudación posterior de la hinchazón que muestra el mantenimiento de la sobreproducción de capitales y del correspondiente exceso de liquidez y 5) la “alarma” de agosto de 2024.

 

 

 

Finalmente, la economía manufacturera en EEUU encadena 21 meses de contracción, sólo interrumpida por un atisbo de expansión en marzo de 2024.

 

 

 

Estas son razones mucho más poderosas para el inicio de la bajada de los tipos de interés que no las lágrimas de cocodrilo de la Fed acerca del mercado laboral.

Las preocupaciones de la burguesía estadounidense han cambiado de signo en el proceso de desinflamación de la cadena de suministro y la SOBREPRODUCCIÓN vuelve a presentarse en forma de EXCESO DE OFERTA e insuficiencia de la demanda. 

 

 

Dicho sea de paso, nótese en el siguiente gráfico que el índice en la UE estaba subiendo desde 2018 hasta justo antes de los confinamientos y nótese también el alivio momentáneo que supuso la paralización (parcial) de la producción.

 

 

 

El BCE y el cambiazo de tipo de referencia

En junio 2024, el BCE empezó a bajar los tipos de interés. Esto es tan sólo dos años después de empezar a subirlos en julio de 2022. Aproximadamente durante un año, desde julio de 2022 hasta septiembre de 2023, el BCE fue subiendo los tipos desde el 0% hasta el 4,5%. Durante casi un año los dejó en el 4,5% y ahora ha empezado a reducirlos. La primera bajada ha sido en julio de 2024 (-0,25%), seguida de otra bajada (-0,6%).

Esta última bajada se ha presentado mediante un subterfugio, afirmando que la reducción era del 0,25%. La TRIQUIÑUELA ha consistido en que, en lugar de anunciar la reducción del tipo de interés de refinanciación, se ha centrado el anuncio en el tipo de interés de la facilidad de depósito, maniobra preparada ya desde marzo: “a partir de septiembre reducirá la horquilla entre la facilidad de depósito, que es el precio al que paga a la banca por dejar depositado su dinero en Fráncfort, y el tipo de refinanciación, que es el precio que cobra a las entidades por pedir dinero prestado. El margen pasará a ser de 15 puntos básicos en vez de 50.” (Expansión, 24-04-2024). 

 

 

Efectivamente, la tasa de depósito ha bajado sólo un 0,25% en septiembre. Pero la tasa de refinanciación, que es lo que hasta ahora se entendía cuando se hablaba de modo general de tipo de interés ha bajado del 4,25% al 3,65% (un descenso de 0,6 puntos y de casi un punto entero si se cuenta desde el nivel al cual ha estado durante un año).

Más allá de la componente cosmética de la operación de oportunidad para camuflar el ritmo real de las bajadas, es significativo que el BCE admita que el tipo de referencia no es qué interés presta el banco sino cuánto paga (o cuánto cobra, cuando es negativo) el banco por los depósitos. Y esto al tiempo que se admite la reducción del margen entre ambos intereses, margen que es el núcleo del negocio bancario.

Una idea de la burguesía detrás de esta reducción del margen es que sea más rentable para los bancos comerciales su relación con el banco central. Hasta qué punto esto es una medida estratégica para animar el crédito o el reflejo de una manifestación del estrechamiento real de ese margen es algo que tendremos que observar en los tiempos que vienen. Lo que sí que se puede afirmar es que “Las entidades europeas nadan en liquidez y hacen caso omiso de las subastas en formato de barra libre que celebra cada semana la autoridad monetaria. Pero ahora van más allá: descartan pujar por ellas en masa incluso pese a la mejora de los tipos de interés de estas operaciones que llegará en septiembre.”  (Expansión, 24-04-2024).

 

El impacto en la guerra comercial

Lo que hemos tratado de explicar en relación con la inflación y, en términos más generales, acerca de la limitación de las decisiones de los bancos centrales no significa que no tengan ningún efecto sin más. En particular, la subida de los tipos de interés en EEUU ha tenido un efecto claro de revalorización del dólar en relación con las otras divisas. Esto ha sido un mecanismo por el cual otros bancos centrales se han visto empujados a subir sus tipos de interés y a adoptar otras medidas (venta de dólares o más concretamente recompra de sus propias monedas) para no ver caer excesivamente sus divisas. La devaluación de la moneda puede favorecer la exportación pero una devaluación excesiva dispara los costes de toda importación, disminuye el atractivo para el capital especulativo y por ello no interesa que se profundice en exceso a los exportadores. Ahora que la Fed ha iniciado el curso contrario (el de la reducción de sus tipos de interés), el resto de bancos centrales sufrirán una presión adicional (que no es la única) para bajar también sus tipos e impedir una excesiva revalorización de sus monedas. La burguesía europea calcula el punto de inflexión en el que el encarecimiento de sus mercancías podría perjudicar sus exportaciones en: “el entorno de los 1,15-1,20 dólares en los que la economía sentiría de lleno el impacto del tipo de cambio le podría forzar a cambiar la marcha y equilibrar las tornas”. (Expansión, 19-09-2024).

 

 

 

En un marco en el que todos los imperialismos compiten por mantener su cuota de mercado y desplazar al resto del mercado mundial, el inicio de la bajada de tipos de interés muestra la presión del volcán de la superproducción cuyo epicentro está en Asia.

 

Moneda de pago

Lo que le permite a la Fed forzar al resto a seguir sus movimientos (sin querer decir ni por un momento que la Fed se escape de estar determinada a su vez por el curso de la economía), es la posición todavía predominante en la función de medio de pago del dólar y su correlativo privilegio como moneda de atesoramiento.

Como hemos podido ir observando en ”El Comunista”, el socavamiento de este papel viene siendo dialécticamente catalizado por el uso del mismo como medio de presión a otros imperialismos; en una situación en la que el papel de EEUU ni en la producción mundial ni tampoco en el plano militar se corresponde al que todavía conserva su divisa.  

Ha habido un cierto revuelo sobre la existencia o no de un acuerdo formal entre EEUU y Arabia Saudí acerca de los petrodólares (el compromiso de la segunda de vender el petróleo exclusivamente en la divisa de los primeros) y de su no renovación en 2024, 50 años después. Independientemente de los papeles más o menos oficiales o secretos, lo cierto es que este cambio se ha producido o, mejor dicho, se ha venido produciendo y ya en 2022 Arabia Saudí vendía petróleo en yuanes a China, sin que EEUU haya podido aplicarle el remedio que le aplicó a Sadam Hussein por vender el petróleo en euros.

 

 

Como se observa en los gráficos anteriores, la participación del dólar en las reservas de divisas ha caído del 70% en 2000 hasta el 58% en términos nominales (55% si se ajusta según el tipo de interés), según datos del FMI.

Existe un sentido claro descendente de la participación del dólar en las reservas de divisas, que sin embargo se manifiesta como un proceso por el momento más bien lento y paulatino. Pero no se pueden excluir aceleraciones en el futuro dado que el proceso contiene todos los ingredientes para un cambio abrupto si se alcanzan ciertos umbrales críticos, ya sea por la erosión gradual de su hegemonía o por el ascenso de otra divisa. 

 

 

 

En este contexto se enmarca la compra de oro por parte de los bancos centrales que: “(…) han encadenado 14 años de adquisiciones netas de este metal precioso, llevando sus tenencias por encima de las 36.700 toneladas por un valor de 2,52 billones de dólares. Los dos últimos años, además, han sido especialmente prolíficos. Con compras por valor de 1.000 toneladas en ambos ejercicios, se han superado todos los registros recientes, llevando las adquisiciones a niveles desconocidos desde 1967. (…) el oro ha superado un nuevo hito al colocarse, sólo por detrás del dólar, como la segunda reserva más importante entre las autoridades monetarias en términos de volumen.” (Expansión, 25-03-2024). Hay que decir que, pese al auge en las compras de oro por parte de los bancos centrales, el oro no jugará el papel que una vez jugó y, por el momento, el peso de otras divisas tiene camino por recorrer hasta alcanzar la masa crítica necesaria para imponerse al dólar.

 

La deuda mundial que no para de crecer

El imparable crecimiento de la deuda global de estados y empresas es una realidad que empieza a asustar a sectores de la burguesía: “el presidente del Foro Económico Mundial (…)  señaló ayer en esta reunión que “no habíamos visto una deuda tan elevada desde las Guerras Napoleónicas, está cerca del 100% del PIB mundial.” (Expansión, 29-04-2024).

En relación con la deuda de EEUU, el FMI se expresa en términos diplomáticos pero no por ello menos claros en cuanto a la insostenibilidad de la situación hablando de los “excepcionales” resultados recientes de Estados Unidos: “Pero refleja también fuertes factores de demanda, incluida una orientación fiscal que no se ajusta a la sostenibilidad fiscal a largo plazo.” (Bloomberg, 16-04-2024).

En términos menos diplomáticos se expresa el responsable de análisis de Barclays “’El país gasta dinero como un marinero borracho en tierra durante el fin de semana’ (…) un mayor déficit requerirá que EEUU emita 150.000 millones de dólares adicionales de deuda en los tres meses previos a que finalice el año fiscal en septiembre. (…) Esto aumentaría el saldo total en circulación de Letras desde 5,7 billones de dólares a finales de 2023 a un récord de 6,2 billones de dólares a finales de este año. Aquí se abre la cuestión de quién lo va a comprar (…) El tamaño del mercado del Tesoro se ha quintuplicado desde la crisis financiera, en una indicación de cuánto ha recurrido EEUU a la financiación de deuda en los últimos 15 años.” (Financial Times, 21-06-2024).

Y, con todo, observamos que no es un proceso exclusivo de EEUU sino un proceso global, en el que va sumergiéndose también el capitalismo chino. 

 

 

 

 El precio de la energía

La situación previa a la paralización o detención parcial de la producción orquestada en 2020 era una tendencia a la caída del precio del petróleo, pese a los esfuerzos monopolistas de la OPEP+, desplomándose en un primer momento de los confinamientos (“El Comunista”, nº64, agosto 2020, pág. 12). Luego, el brusco giro hacia las energías no fósiles que se había estado preparando en los años anteriores produjo el efecto contrario y un escenario en el que las restricciones de la producción acordadas por la OPEP+ pudieron tener el efecto de elevar el precio del petróleo (“El Comunista”, nº68, abril 2022 pág. 14). En este escenario, como efecto inicial del redireccionamiento de los flujos del petróleo por el inicio de las sanciones al imperialismo ruso junto con una componente especulativa que afectó también al precio del gas en Europa, el precio del petróleo alcanzó un pico de 120 dólares el barril en junio de 2022. Pero este mismo redireccionamiento implicaba la venta con un fuerte descuento del petróleo ruso, y si su primer efecto era un pico, su efecto a medio plazo tenía que ser un descenso de su precio. (“El Comunista” nº69, septiembre 2022, pág. 6 a 8). Descenso que efectivamente sucedió igual que se pinchó la burbuja especulativa en torno al gas en Europa (“El Comunista” nº70, abril 2023, pág. 13 a 15), convergiendo ambos factores con la desinflamación de la cadena de suministro iniciada antes y consolidando el descenso de la inflación. Las contradicciones internas de la OPEP+, su pérdida relativa de cuota de mercado, el ascenso de EEUU como primer productor mundial de petróleo, el desplazamiento a medio plazo de los combustibles fósiles han caracterizado este periodo junto con el intento infructuoso de imponer un bloqueo sobre el petróleo ruso y de elevar el precio del petróleo calentando la zona de Oriente Medio y torpedeando las rutas de transporte (“El Comunista”, nº72, pág. 31 y 32). La creciente presión global de la sobreproducción relativa de mercancías y capitales hace que pese al bloqueo del petróleo en Libia y a los atentados y ataques de Israel en Líbano, el petróleo subiera un poco de precio para volverse a ubicar en el entorno de los 70 dólares. 

Y mientras tanto, el despliegue de determinadas energías no fósiles genera una sobreproducción de energía que se manifiesta en una acumulación creciente de horas con precios negativos en varias zonas del mundo.

 

El volcán de la producción

El desarrollo del capitalismo a partir de la 2ª guerra mundial ha supuesto el desplazamiento del centro de gravedad a las áreas en las cuáles se extendió en ese periodo y, en particular en Asia que reunía las condiciones de una tasa de ganancia elevada (capitalismo joven) con reservas considerables de masa proletarizable que se han traducido (hace ya unas décadas) en unas grandes masas de proletarios acumulados en altas densidades de población. Del plusvalor arrancado a través de la explotación de esta parte del proletariado mundial se han nutrido los capitalismos occidentales que han invertido allí para compensar la caída de su tasa de ganancia y también las burguesías locales que se han catapultado a potencias capitalistas. Desde este centro de gravedad del capitalismo salen las montañas de mercancías que inundan los mercados y los capitales exportados contra los cuales los imperialismos más antiguos han tratado de levantar y tratan de levantar sus murallas arancelarias. Aquí queremos centrarnos en algunos de los efectos que tiene este proceso en la principal potencia CAPITALISTA asiática y mundial: China.

 

 

 

El anterior gráfico ilustra bien la situación interna del capitalismo chino. Mientras la producción industrial progresa, el consumo interno lo hace a un ritmo menor. En ninguna de las dos gráficas estamos ante un crecimiento que mantenga la cuota de ganancia (deberíamos ver una evolución geométrica y no lineal), por lo que el capitalismo chino no se escapa de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Pero esto no quita la existencia y claro aumento de la diferencia mencionada. Este diferencial redobla la presión para que las mercancías producidas por el capitalismo chino encuentren su salida en la exportación e inunden con todavía más fuerza el mercado mundial de mercancías a más bajo coste que sus competidores.

Esta situación de SOBREPRODUCCIÓN se nota en el interior del mercado chino en la bajada de los precios de toda una serie de mercancías: “Los precios de consumo se vieron especialmente afectados por la caída del coste de los alimentos. Los precios de las verduras frescas bajaron un 7,3% interanual en junio, mientras que los de la fruta cayeron un 8,7% y los de la carne de vacuno un 13,4%.” (Financial Times, 11-07-2024). “En China, los artículos de lujo se están vendiendo con descuentos de hasta el 50%, ya que la clase media está frenando el gasto en artículos caros y los minoristas tratan de dar salida al exceso de existencias.” (Expansión, 17-07-2024).

Pero no son los alimentos y el lujo las únicas mercancías que se devalúan en el capitalismo chino: "los datos de la Oficina Nacional de Estadística mostraron el sábado que los precios del sector industrial chino en abril siguieron estancados en territorio negativo. El índice de precios a la producción bajó un 2,5% respecto al mes anterior, tras descender un 2,8% en marzo y un 2,7% en febrero" (Financial Times, 11-05-2024) y “los precios de la vivienda nueva cayeron en abril a un ritmo más rápido que el mes anterior, mientras que el valor de las viviendas existentes registró su mayor descenso en una década” (Bloomberg, 31-05-2024).

Ante esta situación el Estado capitalista chino ha ido anunciando varias medidas. En marzo de 2024 publicaba “un plan para promover la renovación de maquinaria o la entrega de bienes de consumo, como parte del pago para adquirir otros nuevos. Según la prensa local dará un nuevo impulso al mercado nacional al abrir un mercado de unos 640.000 millones de euros, informa Efe (…) El objetivo es que, hacia 2027, la inversión en maquinaria –que incluye a sectores como la agricultura, la industria pesada, la construcción o el transporte, entre otros– haya aumentado más de un 25% con respecto a 2023. Otras de las metas mencionadas son una tasa superior al 90% en la penetración de herramientas digitales de investigación, desarrollo y diseño en las principales empresas industriales del país o un volumen de reciclado de vehículos desguazados de casi el doble que en 2023. (…) A finales de 2023, el número de vehículos civiles en China alcanzó los 336 millones, mientras que el número de electrodomésticos como neveras, lavadoras o aires acondicionados superó los 3.000 millones de unidades.” (Expansión, 16-03-2024). Es fácil ver que pese a que una parte del plan está orientado a incentivar el consumo final, una parte no menos importante del plan está orientada a incentivar el consumo de capital constante y de capital fijo en particular. De materializarse este consumo, el capitalismo chino habrá creado una base todavía más amplia para la sobreproducción en su mercado interno y en el mercado mundial.

En mayo de 2024 anunciaba que “(…) empezará a vender esta semana el primer lote de sus bonos soberanos especiales a ultralargo plazo por valor de 1 billón de yuanes (138.000 millones de dólares). (…) 100.000 millones de yuanes a 50 años, 600.000 millones a 30 años y 300.000 millones a 20 años.” (Bloomberg, 13-05-2024). “La venta se produce después de que los bancos regionales chinos comprasen grandes sumas de bonos soberanos a largo plazo en el primer trimestre de este año —llevando el coste de financiación público a mínimos históricos— en busca de refugio frente a la volatilidad de los mercados bursátil e inmobiliario chinos.”  (Financial Times, 13-05-2024).

En septiembre el Estado capitalista chino anunciaba las siguientes medidas: “(…) reduciendo los costes de los préstamos hipotecarios por valor de 5,3 billones de dólares y suavizando los requisitos de pago inicial para la compra de segundas viviendas hasta un mínimo histórico. El Banco Popular de China reducirá los tipos de interés de las hipotecas para particulares en una media de 0,5 puntos porcentuales, (…). El porcentaje mínimo de entrada para la compra de una segunda vivienda se reducirá del 25% al 15%. (...) En la actualidad, las hipotecas existentes tienen un tipo de interés medio de alrededor del 4%, frente al 3,2% de los préstamos de nueva emisión para una primera vivienda y el 3,5% para una segunda, según datos recopilados por China Real Estate Information Corp. a finales de agosto.” (Bloomberg, 24-09-2024). Y estas medidas se hacen notar en los márgenes de los bancos comerciales chinos: “Los bancos han recurrido a múltiples recortes de los tipos de depósito para mitigar el impacto de la bajada de los tipos de los préstamos. Los beneficios combinados de los prestamistas comerciales de China aumentaron un 0,4% en el primer semestre, el ritmo más lento desde 2020, según datos oficiales. Los márgenes netos de interés del sector han seguido disminuyendo, alcanzando un mínimo histórico del 1,54% a finales de junio, muy por debajo del umbral del 1,8% considerado necesario para mantener una rentabilidad razonable.” (Bloomberg, 24-09-2024). No se paran aquí las medidas del Estado capitalista chino: “para las bolsas del país, (…) el banco central proporcionará al menos 800.000 millones de yuanes (113.000 millones de dólares) de apoyo a la liquidez” (Bloomberg, 24-09-2024).

Hemos visto descender los tipos hipotecarios, los tipos de financiación de los bonos, los tipos de depósito, los márgenes de los bancos y, por último, “El Banco Popular de China recortó la tasa de la facilidad de préstamo a medio plazo al 2% desde el 2,3%, según un comunicado del miércoles. El recorte de 30 puntos básicos fue el mayor desde (…) 2016.” (Bloomberg, 25-09-2024). 

 

 

 

También las reservas mínimas de los bancos y los tipos de las recompras a una semana han sido reducidos: 

 

 

 

El capitalismo chino se resistió en el momento en que el resto de imperialismos daban rienda suelta a la política monetaria expansiva. La aplicó paulatinamente y a regañadientes cuando el resto estaban en las montañas rusas inflacionarias pero lo interesante del momento es que las medidas que se ven obligados a tomar unos y otros tienden a converger en el tiempo, como síntoma de un mismo problema común y global de raíz: la SOBREPRODUCCIÓN relativa de capitales y mercancías.

 

 

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