NO SE CREAN LOS PARTIDOS Y LAS REVOLUCIONES, SE DIRIGEN LOS PARTIDOS Y LAS REVOLUCIONES
“Partido y clase” (abril, 1921) y “Partido y acción de clase” (mayo, 1921) son dos textos fundamentales publicados después de las maniobras de presión contra el recién nacido Partido Comunista de Italia (enero, 1921), de las desviaciones tácticas del partido alemán (fusión con la izquierda de la USPD en diciembre de 1920 y cartas abiertas en enero de 1921) así como de las consecuencias de la denominada acción de marzo (marzo, 1921) y antes del III Congreso (junio-julio, 1921) que debía reflejar y sentir el peso de todas estas problemáticas[1].
Señalaremos que en el II Congreso se habían aprobado las “Tesis sobre el papel del partido comunista en la revolución proletaria” (1920) a las que hace referencia y sirven de punto de partida a “Partido y clase” (1921). “Partido y acción de clase” (mayo, 1921) sigue precisando la necesidad de la existencia del Partido Comunista y de la preparación efectiva de su organización y experiencia con mucha antelación en relación al choque revolucionario, identificando en la continuación y capacidad de previsión del Partido su fuerza, insistiendo en la necesidad de un plan general de los métodos tácticos, de preservar el Partido de la entrada de elementos dudosos. Finalmente, sin necesidad de ninguna fórmula de sabor democrático vinculada a nebulosas y engañosas mayorías, se insistía en la necesidad de preparar adecuadamente las acciones ofensivas verificando que se cumplen las premisas objetivas para su desencadenamiento y desarrollo. De esta forma, evitando una situación como la de las recientes jornadas de marzo en Alemania, se evitaba también la ambigüedad de sabor democrático que se lanzaría como consigna en el III Congreso de la Internacional, con su conquista de la mayoría.
El objetivo de los extractos de ambos textos que siguen a continuación es proporcionar una introducción a su núcleo teórico y sentar la base de la clarificación de una tergiversación oportunista en sentido espontaneista de su contenido.
Partido y clase – abril 1921
"En las tesis sobre la función del Partido Comunista en la Revolución proletaria, aprobadas por el II Congreso de la Internacional Comunista, tesis que se inspiran verdadera y profundamente en la doctrina marxista, se asume como punto de partida la definición de las relaciones entre partido y clase, y se establece que el partido de clase no puede comprender en sus propias filas más que a una parte de la clase misma –jamás su totalidad, ni quizás aún su mayoría. Esta verdad evidente hubiera sido mejor puesta de relieve si se hubiera precisado que no se debería ni siquiera hablar de clase cuando no existe una minoría de esta clase tendiente a organizarse en partido político." (Partido y clase, 1921).
"Un partido vive cuando viven una doctrina y un método de acción. Un partido es una escuela de pensamiento político y, por consiguiente, una organización de lucha. El primero es un hecho de conciencia, el segundo es un hecho de voluntad, más precisamente, de tendencia a una finalidad. Sin estos dos caracteres nosotros no poseemos aún la definición de una clase. (...) Y esos dos caracteres sólo pueden encontrarse condensados, concretados en el partido de clase. (...) Cuando la masa es empujada a la acción, son sólo estos primeros grupos, que poseen la previsión de un objetivo final, los que sostienen y dirigen al resto. (...) Estos grupos, estas minorías, no son otra cosa que el partido. Cuando la formación del mismo ha alcanzado un cierto estadio –aunque sea seguro que ésta no avanzará jamás sin detenciones, crisis, conflictos internos –entonces podemos decir que tenemos una clase en acción. Bien que no comprende más que una parte de la clase, es sólo el partido quien le da la unidad de acción y de movimiento, porque agrupa aquellos elementos que, superando los límites de categoría y de localidad, sienten y representan a la clase." (Partido y clase, 1921).
"Esto vuelve más claro el sentido de la verdad fundamental: el partido es sólo una parte de la clase. Quien, mirando la imagen fija y abstracta de la sociedad distinguiese allí una zona, la clase, y en ella un pequeño núcleo, el partido, caería fácilmente en la consideración que toda la parte de la clase, casi siempre la mayoría, que queda fuera del partido, podría tener un peso mayor, un mayor derecho. Pero por poco que se piense que en esa gran masa restante los individuos no tienen todavía conciencia y voluntad de clase, que viven para su propio egoísmo, o para la categoría, o para la patria chica, o para la nación, se verá que para asegurar en el movimiento histórico la acción de conjunto de la clase, es necesario un organismo que la anime, la cimiente, la preceda, la encuadre –ésa es la palabra y se verá que el partido es en realidad el núcleo vital, sin el cual no habría más ninguna razón para considerar la masa restante como un haz de fuerzas." (Partido y clase, 1921).
"La verdadera y la única concepción revolucionaria de la acción de clase consiste en la delegación de la dirección de la misma al partido. El análisis doctrinal, y un cúmulo de experiencias históricas, nos permiten reducir fácilmente a las ideologías pequeño–burguesas y antirrevolucionarias toda tendencia a negar e impugnar la necesidad y la preeminencia de la función del partido." (Partido y clase, 1921).
"La revolución exige una organización de fuerzas activas y positivas, ligadas por una doctrina y por una finalidad. Capas importantes e innumerables individuos que pertenecen materialmente a la clase en cuyo interés triunfará la revolución, están fuera de esta organización. Pero la clase vive, lucha, avanza y vence, merced a la obra de aquellas fuerzas que ella ha hecho emerger de su seno en las vicisitudes de la historia. La clase parte de una homogeneidad inmediata de condiciones económicas que constituye el primer motor de la tendencia a superar, a quebrantar el sistema actual de producción; pero para asumir esta tarea grandiosa ella debe tener un pensamiento propio, un método crítico propio, y una voluntad propia que apunte a realizar los objetivos que la investigación y la crítica han señalado, una organización de combate propia que canalice y utilice con el mejor rendimiento sus esfuerzos y sus sacrificios. Todo esto es el partido." (Partido y clase, 1921).
Partido y acción de clase – mayo 1921
“Un partido es un conjunto de personas que tienen las mismas concepciones generales del desarrollo de la historia, que tienen una noción precisa de las finalidades de la clase que representan, y que tienen preparado un sistema de soluciones de los diferentes problemas que el proletariado enfrentará cuando devenga la clase gobernante. Por ello, el gobierno de clase sólo podrá ser gobierno de partido." (Partido y acción de clase, 1921).
"Ante todo, es evidente que el proletariado no estaría maduro para afrontar los dificilísimos problemas del período de su dictadura, si el órgano indispensable para resolverlos, el partido, no hubiese comenzado desde mucho antes a constituir el cuerpo de sus doctrinas y de sus experiencias." (Partido y acción de clase, 1921).
"Pero aún para las necesidades directas de la lucha que debe culminar en el derrocamiento revolucionario de la burguesía, el partido es el órgano indispensable de toda la acción de la clase; más aún, no se puede hablar lógicamente de verdadera acción de clase (esto es, que sobrepase los límites de los intereses de categorías o de los problemuchos contingentes) mientras no se esté en presencia de una acción de partido." (Partido y acción de clase, 1921).
"La tarea indispensable del partido se ejerce pues de dos maneras: como hecho de conciencia primero, y luego como hecho de voluntad. La primera se traduce en una concepción teórica del proceso revolucionario, que debe ser común a todos los adherentes; la segunda, en la aceptación de una disciplina precisa que asegure la coordinación y, por lo tanto, el éxito de la acción." (Partido y acción de clase, 1921).
"No existe pues una relación definida o definible entre los efectivos del partido y la gran masa de los trabajadores. Una vez establecido que el partido cumple su función como minoría, sería bizantinismo indagar si debe ser una minoría pequeña o grande. " (Partido y acción de clase, 1921).
"En la hipótesis abstracta del desarrollo continuo de las energías revolucionarias de la masa, el partido va aumentando continuamente sus propias fuerzas numéricas y políticas, crece cuantitativamente, permaneciendo cualitativamente igual, mientras crece la proporción de los comunistas respecto a los proletarios. En la situación real, en la cual los variados factores constantemente cambiantes del ambiente social se reflejan de manera compleja sobre las disposiciones de las masas, el partido comunista –que aunque sea el conjunto de aquellos que, conocen y comprenden mejor que el resto de la masa los caracteres de aquel desarrollo, no deja de ser un efecto de ese mismo desarrollo– no puede dejar de sufrir esas alternativas, y a pesar de actuar constantemente como un factor de aceleración revolucionario, no puede, gracias a un refinamiento de método cualquiera, forzar o invertir la esencia fundamental de las situaciones." (Partido y acción de clase, 1921).
"Una vez que los partidos comunistas están basados sólidamente sobre los resultados de la doctrina y de la experiencia histórica acerca de los caracteres precisos del proceso revolucionario –resultados que sólo pueden ser internacionales, y dar lugar pues a normas internacionales–, su fisonomía organizativa debe considerarse como definida, y debe admitirse que su facultad de atraer y de potenciar a las masas dependerá de su fidelidad a una estricta disciplina programática y organizativa." (Partido y acción de clase, 1921).
"Al estar dotado de una conciencia teórica, apoyada en las experiencias internacionales del movimiento, que lo vuelve capaz de afrontar las exigencias de la lucha revolucionaria, el partido comunista tiene la garantía –aun cuando las masas se alejen parcialmente de su lado en ciertas fases de su vida– de tenerlas en torno suyo cuando se planteen aquellos problemas revolucionarios que sólo admiten como solución aquella que está trazada en sus programas. Cuando las exigencias de la acción mostrarán la necesidad de un aparato dirigente centralizado y disciplinado, el partido comunista, habiendo inspirado su constitución en tales criterios, vendrá a ponerse a la cabeza de las masas en movimiento." (Partido y acción de clase, 1921).
"De todo ello, queremos sacar la conclusión de que los criterios que deben servir para juzgar la eficiencia de los partidos comunistas deben ser bien diferentes del control numérico 'a posteriori' de sus fuerzas comparadas con las de los otros partidos que se reivindican del proletariado. Estos criterios sólo pueden consistir en la definición exacta de las bases teóricas del programa del partido, y de la rígida disciplina interna de todas sus organizaciones y de sus miembros, que asegure la utilización del trabajo de todos para el mejor éxito de la causa revolucionaria. Toda otra forma de intervención en la composición de los partidos que no proceda lógicamente de la aplicación precisa de tales normas, no conduce más que a resultados ilusorios, y despoja al partido de clase de su fuerza revolucionaria más grande, que reside justamente en la continuidad doctrinal y organizativa de toda su predicación y de su obra, en el haber sabido 'decir con antelación' cómo se presentaría el proceso de la lucha final entre las clases, y en el haberse dado aquel tipo de organización que corresponde bien a las exigencias del período decisivo." (Partido y acción de clase, 1921).
"Nunca se procederá suficientemente rápido para sistematizar el movimiento internacional en base a tales normas internacionalmente obligatorias, porque tal como lo hemos dicho, la gran fuerza que debe guiarlo en el cumplimiento de su tarea de propulsor de las energías revolucionarias, es la demostración de una continuidad en el pensamiento y en la acción hacia una meta precisa, que un día aparecerá a los ojos de las masas, provocando su polarización hacia el partido de vanguardia y, con ello, las mejores probabilidades de victoria en la revolución." (Partido y acción de clase, 1921).
"No se debe pues optar por los partidos grandes o por los pequeños; no se debe pretender que se tenga que invertir todas las bases de ciertos partidos con el pretexto de que no son 'partidos de masa'; se debe exigir que los partidos comunistas se funden por doquier sobre sólidas normas de organización programáticas y tácticas, en las cuales se compendien las mejores experiencias internacionalmente adquiridas de la lucha revolucionaria." (Partido y acción de clase, 1921).
"El movimiento comunista internacional debe estar compuesto no sólo por los que están firmemente convencidos de la necesidad de la revolución, que están dispuestos a luchar por ella a costa de cualquier sacrificio, sino también por los que están decididos a moverse sobre el terreno revolucionario aún si las dificultades de la lucha indicarán que la meta es más abrupta y menos cercana. En el momento de la crisis revolucionaria aguda, obrando sobre la sólida base de nuestra organización internacional, polarizaremos en torno nuestro a los elementos que hoy están todavía indecisos, y prevaleceremos sobre los partidos socialdemócratas de todos los matices. Si las posibilidades revolucionarias serán menos inmediatas, no correremos ni por un instante el riesgo de dejarnos distraer del tejer nuestra red de preparación, y de replegarnos hacia la solución de otros problemas contingentes, con lo cual la burguesía sola sacaría provecho." (Partido y acción de clase, 1921).
"Ningún comunista puede presentar objeciones contra el empleo de la acción armada, de las represalias, incluso del terror, y negar que el partido comunista deba ser el gerente directo de estas formas de acción que exigen disciplina y organización. Asimismo, es infantil la concepción según la cual el empleo de la violencia y las acciones armadas están reservadas para el 'gran día' en que será lanzada la lucha suprema por la conquista del poder. Es ínsito en la realidad del desarrollo revolucionario que se produzcan choques sangrientos entre el proletariado y la burguesía antes de la lucha final: no sólo podrá tratarse de tentativas proletarias no coronadas por el éxito, sino también de los inevitables encuentros parciales y transitorios entre grupos proletarios impulsados a sublevarse y las fuerzas de la defensa burguesa, y aún entre escuadras de las 'guardias blancas' burguesas y trabajadores atacados y provocados por éstas. Y tampoco es correcto afirmar que los partidos comunistas deban desautorizar tales acciones y reservar todo el esfuerzo para un cierto momento final, pues para toda lucha es necesario un entrenamiento y un período de instrucción, y la capacidad revolucionaria de encuadramiento del partido debe comenzar a formarse y a probarse en estas acciones preliminares." (Partido y acción de clase, 1921).
"La acción ofensiva del partido sólo es concebible cuando las situaciones económicas y sociales reales ponen en movimiento a las masas para solucionar problemas que conciernen directamente su destino, y que las conciernen en su más amplia extensión, creando una profunda agitación cuyo desarrollo en el verdadero sentido revolucionario exige indispensablemente la intervención del partido para fijarle claramente los objetivos generales, para encuadrarla en una acción racional bien organizada, incluso desde el punto de vista de la técnica militar." (Partido y acción de clase, 1921).
"No se crean ni los partidos ni las revoluciones. Se dirigen los partidos y las revoluciones, unificando las experiencias revolucionarias internacionales útiles, en vista de asegurar los mejores coeficientes a la victoria del proletariado en la batalla que es el desemboque infalible de la época histórica en que vivimos. Nos parece que ésta debe ser la conclusión." (Partido y acción de clase, 1921).
No se crean ni los partidos ni las revoluciones. Se dirigen los partidos y las revoluciones
Esta frase, sacada de su contexto y convertida en una especie de conjuro metafísico, se ha convertido en lugar común o refugio de ciertas corrientes espontaneistas. Con ella intentan camuflar sus posiciones contra el imprescindible organismo Partido especulando con la extendida costumbre general de hablar de oídas sin haber leído los textos que dicen servir de referencia.
Y, sin embargo, seguimos afirmando como en 1921 que "no se crean ni los partidos ni las revoluciones”:
- No se crean los partidos como querían hacer los futuros liquidadores de la 3ª Internacional, construyéndolos como un traje a medida, según la ocasión, con los ajustes necesarios para ser un partido de masas. La fisonomía del Partido Comunista deriva ineluctablemente de los "resultados de la doctrina y de la experiencia histórica", no según la situación, no quitando y poniendo partes de sus postulados programáticos como si fueran ingredientes opcionales de una receta de cocina.
- No se crean las revoluciones porque "la acción ofensiva del partido sólo es concebible cuando las situaciones económicas y sociales reales ponen en movimiento a las masas para solucionar problemas que conciernen directamente su destino, y que las conciernen en su más amplia extensión" y porque "a pesar de actuar constantemente como un factor de aceleración revolucionario, no puede, gracias a un refinamiento de método cualquiera, forzar o invertir la esencia fundamental de las situaciones".
- Se dirigen las revoluciones y los partidos, cuya fisonomía "debe considerarse como definida" una vez que "están basados sólidamente sobre los resultados de la doctrina y de la experiencia histórica". A partir de ese momento, debe admitirse que "su facultad de atraer y de potenciar a las masas dependerá de su fidelidad a una estricta disciplina programática y organizativa". El Partido comunista debe -dice el texto- "actuar constantemente como un factor de aceleración revolucionario", basar su fuerza en la demostración de la "continuidad doctrinal y organizativa de toda su predicación y de su obra, en el haber sabido 'decir con antelación' cómo se presentaría el proceso de la lucha final" y "haberse dado aquel tipo de organización que corresponde bien a las exigencias del período decisivo", proceder a la "demostración de una continuidad en el pensamiento y en la acción hacia una meta precisa", incluyendo en sus filas solamente a los que también "están decididos a moverse sobre el terreno revolucionario aún si las dificultades de la lucha indicarán que la meta es más abrupta y menos cercana" de tal modo que "si las posibilidades revolucionarias serán menos inmediatas, no correremos ni por un instante el riesgo de dejarnos distraer del tejer nuestra red de preparación" para, en un momento posterior, "provocar su polarización [de las masas] hacia el partido de vanguardia". Para ello es necesario que el Partido haya empezado "desde mucho antes a constituir el cuerpo de sus doctrinas y de sus experiencias", porque es la única manera de demostrar la continuidad en el pensamiento y en la acción a los ojos de la clase obrera y porque "para toda lucha es necesario un entrenamiento y un período de instrucción, y la capacidad revolucionaria de encuadramiento del partido debe comenzar a formarse y a probarse en estas acciones preliminares".
Los conceptos clave del marxismo en la cuestión del Partido aparecen martilleantes en ambos textos: 'avanguardias precursoras de la clase', 'animar', 'cimentar', 'preceder, 'encuadrar' (Partido y clase, 1921) 'preparación', 'mucho antes', 'con antelación, 'constantemente', 'continuidad', 'entrenamiento', 'instrucción', 'formarse', 'probarse' (Partido y acción de clase, 1921)...Si alguien ha leído estos textos y ha “entendido” que el Partido nacerá por “generación espontánea”, en una “dinámica de fuerzas en lucha”, etc. puede desaparecer sin provocar ningún daño a la revolución.
[1] El lector puede encontrar en las páginas 2 y 3 de este número de la revista “El Comunista”, en el artículo “El ciclo histórico de la degeneración de la III Internacional” (III), un mayor detalle acerca del contexto en el que se manifestaron los errores y desviaciones que la Izquierda Comunista de Italia combatió con estos dos textos.