“LE PROLÉTAIRE”/”IL COMUNISTA”: PUNTA DE LANZA DE LA DEGENERACIÓN DEL NUEVO CURSO
Esquema de trabajo
La motivación inmediata de este trabajo es un artículo de 1989 republicado por “le Prolétaire”/”il Comunista” a finales de 2023 sobre la cuestión nacional palestina y otro artículo publicado por su epígono en castellano, “El Proletario”, que critica una toma de posición internacionalista difundida y distribuida por nuestro Partido en octubre de 2023.
En la medida en que es la enésima ocasión en que el epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista” se dedica a tergiversar nuestras posiciones y orígenes, el desarrollo de este trabajo nos llevará a un campo más amplio, que seguirá la siguiente estructura: empezaremos por caracterizar a “le Prolétaire”/”il Comunista” y hacer evidente su historia, seguiremos con la caracterización de su oportunismo específico en la cuestión nacional y terminaremos recorriendo la crítica que hacen de nuestras posiciones de Partido para mostrar cómo sus posiciones fueron y son las del nuevo curso revisionista.
La degeneración de “il programma comunista”
En la pág.11 del nº1 de “El Comunista” (nueva edición), de mayo de 1983, con el que retomábamos la publicación de la revista del Partido en castellano, publicamos unas modestas pero suficientes notas con el título “La degeneración de programma comunista y nuestra batalla” que resumen las causas históricas de esa degeneración, las principales manifestaciones externas del proceso y la decisión de romper con la disciplina formal de una organización que ya no representaba el hilo histórico del Partido. Estas notas no fueron una elaboración “local” de la sección española, sino que habían sido publicadas por los compañeros de la sección de Schio en febrero de 1983 como parte del esfuerzo internacional de mantener la continuidad del Partido fuera de la organización formal degenerada.
Habíamos sido expulsados primero sustancialmente – como habían sido expulsados los planteamientos de la Izquierda en general por el denominado nuevo curso – y, por esto, decidimos romper la disciplina formal que para los marxistas no significa nada si no está vinculada a la continuidad de la línea y a la unidad de doctrina-programa-táctica; lo que no impidió a la dirección pretender nuestra “expulsión” formal en un acto disciplinario en el vacío.
No se hizo esperar demasiado la confirmación ulterior de que la dirección de esa organización formal no representaba ya el hilo histórico del Partido. Esa dirección contra cuya degeneración habíamos mantenido nuestra batalla, fue estallando sucesivamente en pedazos unos meses después: en octubre de 1982 (cuando rompieron sobre bases siempre más activistas El-Oumami, Proletarier y el centro parisino del Partido, el mismo que unos meses antes actuaba disciplinariamente contra nosotros); en junio de 1983 cuando se da rienda suelta al “debate interno” abiertamente democrático y una parte de la redacción se hace a un lado; en enero de 1984 cuando esta última parte (que había sido desplazada en la práctica bastante antes de junio de 1983) recuperó en los tribunales la revista y la otra parte empezó a publicar “Combat”; en 1985 cuando de “Combat” se desgaja “il Comunista” y se fusiona con “le Prolétaire”.
Es importante notar que nuestro nº1 de mayo de 1983 es anterior a la reyerta por el control de “il programma comunista” a partir de junio de 1983 entre las distintas variantes del nuevo curso que no se habían declarado abiertamente liquidacionistas del envoltorio formal del Partido y las describe a todas ellas.
Del último trozo salido del hiperactivismo de “Combat” y recombinado con “le Prolétaire” es de quien nos tenemos que ocupar hoy. Empecemos por recordar sintéticamente de quién estamos hablando, para quien no lo sepa.
“le Prolétaire”/”il Comunista” y el nuevo curso
Han sido siempre reiterados los esfuerzos de “le Prolétaire”/”il Comunista” para disimular sus orígenes y reescribir su papel en la degeneración del Partido durante los años 70 que fue intensificándose hasta la ruptura en pedazos del centro ya degenerado en 1982-83, intentando difuminar con sus “balances” el rastro de su papel real en esa crisis degenerativa. Por esto es importante hablar claro acerca de su génesis y orígenes reales, aunque tengamos que limitarnos aquí a unas pocas indicaciones.
Las actuales redacciones de “le Prolétaire”/”il Comunista” provienen, con completa continuidad, de ese fango movimientista, activista, revisionista y nacionalista del nuevo curso con el que inundaron el Partido Comunista Internacional de activismo, interclasismo y democratismo, expulsando y aislando a los que se oponían a esta línea revisionista, hasta que finalmente fueron estallando ellos mismos sucesivamente en pedazos a finales de 1982 y años posteriores.
Contra este nuevo curso reaccionaron varias secciones en Francia y en Italia y el grueso de la sección española que retomó la publicación de la revista “El Comunista”, desde mayo de 1983, con el indicativo “nueva edición” para distinguirlo claramente del periodo precedente en el que se entremezclan artículos correctos con desviaciones importantes cuya publicación venía impuesta desde Milán o París.
En el próximo número de la revista publicaremos unas notas adicionales sobre este proceso degenerativo y nuestra batalla (que no fue la única) contra el mismo para ilustrar su desarrollo, cómo se fueron modificando la línea, los métodos y posiciones del Partido desde la dirección, en contra de la resistencia opuesta por parte de la vieja militancia en defensa de la continuidad del programa comunista, hasta que consiguieron romperlo; es decir, qué fisonomía tuvo el nuevo curso.
El recorrido de “le Prolétaire”/”il Comunista”
En Francia, se puede observar fácilmente ojeando los números de “le Prolétaire” de los años 1983 y 1984 (y los inmediatamente anteriores y posteriores), como, después del abandono del Centro de París (llevándose archivo y fondos, tratando de liquidar el Partido hasta sus cimientos, cosa que también trataremos en su lugar), el grupo que asumió la publicación de “le Prolétaire” continuó inmerso completamente en el marasmo movimientista en el que los abandonó huérfanos el ex-Centro parisino en 1982. No se trata de uno de los grupos que combatieron el nuevo curso o que estaban opuestos a la deriva de los Centros parisino o milanés, sino de un grupo solidario con esa deriva del Centro a la que le siguió dando continuidad, consiguiendo incluso empeorarla como veremos más adelante, al grito de “Palestina vencerá” y “Abajo el Estado sionista de Israel” (Le Prolétaire, nº374, septiembre de 1983, pág. 7).
En Italia, el grupo que actualmente publica “il Comunista” formaba parte del Centro italiano durante los años anteriores a 1983 y es corresponsable de la deriva del nuevo curso en todo el periodo anterior. Es, además y en particular, quien permitió la publicación legal de los números más nauseabundos de “il Programma Comunista” (a partir de julio de 1983) y que luego creó “Combat”, por un lado, y, por otro, la primera serie de “il Comunista”. Para que el lector pueda seguir el rastro, pese al tiempo que ha pasado desde entonces, puede comprobar que el nombre del actual “Redattore-capo” y titular de la cuenta para giros postales de “il Comunista” (R.d.P.) aparece como “Direttore responsabile” de “il Programma Comunista” a partir del nº13/1981 (después del anuncio de la expulsión de la sección de Ivrea) juntamente con el que había sido y siguió siendo después “Redattore-capo” de esa cabecera (B.M., hoy fallecido). Se puede observar que en el número nº8/1983 desaparece el segundo y se mantiene solamente el actual “Redattore-capo” de “il Comunista” en funciones de “Direttore responsabile” de “il Programma Comunista”. Esta situación dura en los números nº9 y nº10 de 1983, publicados bajo la responsabilidad del actual “Redattore-capo” de “il Comunista” incluyendo el nº11 de 1984, donde finalmente se anuncia que el periódico se publicará a partir de aquel momento con el nombre de “Combat”.
Es conocido que el grupo que actualmente controla la cabecera de “il Programma Comunista” consiguió recuperarla mediante los tribunales burgueses, error político profundo que ha servido desde entonces de auténtico talismán expiatorio al actual grupo de “il Comunista” para esconder detrás de esta pantalla su responsabilidad en todo el proceso anterior, en el periodo de julio de 1983 a enero de 1984 y en la legalización posterior de “Combat”.
Efectivamente, el lector volverá a encontrar puntualmente al actual “Redattore-capo” de “il Comunista” como “Direttore-responsabile” y responsable de la cuenta para giros postales de la nueva publicación del hiperactivismo movimientista denominada “Combat” cuyo subtítulo era “periódico por el partido comunista internacional”, no ya órgano del partido comunista internacional. La dirección de contacto de “Combat” y de “il Comunista”, desgajado en 1985 de “Combat”, son las mismas. También se mantiene la cuenta para giros postales, siempre a nombre de R.d.P. La continuidad organizativa es completa: misma dirección física de contacto, misma cuenta para el dinero, mismo director responsable. También encontrará el atento lector el nombre de la actual “Direttore responsabile” de “il Comunista” en funciones análogas en la primera serie de “il Comunista”, que tampoco se presenta como órgano del Partido.
Hasta aquí hemos podido seguir la línea “il programma comunista” => “il programma comunista” (centralismo democrático explícito) => “Combat” => “il Comunista”, en sus responsables legales. Veamos ahora esta misma línea en sus posicionamientos políticos.
En “il Comunista”, nº175 (y en El Proletario nº28, pero no en “le Prolétaire”) aparece publicado un artículo titulado “40 años de la reconstitución del Partido de clase”, artículo tramposo donde los haya, donde intentan quitarse la responsabilidad de sus actos y ubicar el nuevo curso a partir de junio de 1983 cuando ellos llevaban años practicándolo desde la dirección y participaron igualmente en él incluso después de junio de 1983. Pero el rastro se puede seguir y DESENMASCARAR a quien intenta retroceder sobre sus pasos para borrarlo.
En ese artículo, pese a que en realidad reivindican su actuación dentro de lo que según ellos mismos es “lo que quedaba del Partido en Italia (Combat)” (il Comunista, nº175, El Proletario nº28), se excusan diciendo que en realidad ellos no compartían las posiciones de las publicaciones que legalizaban:
“De hecho, los camaradas que formalmente eran los «propietarios comerciales» y los «redactores responsables» del periódico del partido [están hablando de ellos mismos, ndr] no siempre compartían necesariamente las posiciones del partido. Esto se aplica a los números de Il programma comunista del 7 de julio de 1983 al 11 de enero de 1984, así como al posterior «Combat» de febrero a diciembre de 1984 (cabecera cuya dirección nunca compartimos).” (il Comunista, nº175, El Proletario nº28). Legalizaron la revista Combat que ni se presenta como revista del Partido sino por el Partido (en coherencia con su posición liquidacionista), eran titulares de la cuenta donde se recibían las aportaciones, consideran todavía hoy a Combat como “lo que quedaba del Partido” … ¡pero le explican al mundo que nunca lo compartieron!
Creemos que “il Comunista” (exCombat) se ríe de sus lectores o cree de veras que se tragarán cualquier cosa. Pero, incluso si consiguieran convencer a alguien, ¿cómo se podría calificar a alguien que se presta a ser la pieza clave de la publicación de una de las peores series de tergiversaciones y falsificaciones de la Sinistra y del marxismo?
Además, “il Comunista” no se debe acordar de que en su nº1 de 1985 (con el indicativo “Anno III/Nuova serie” para indicar su continuidad con la primera serie) afirmaban en la pág. 29 en su artículo titulado “Perché il comunista” (¿Por qué “il Comunista”?): “Tras la lucha común contra el liquidacionismo movimientista y la persistente esperismo [ndr. “attendista” en italiano, derivado de “attendere”, estar a la espera] (como está documentado en el "programma comunista" de octubre del 82 a junio del 83, luego continuado en parte en el mismo periódico y más tarde en "combat"), y el intento común de reaccionar ante la crisis aceptando el desafío lanzado por los acontecimientos fuera y dentro de la organización, la sección "italiana" se escindió” [1].
Advertimos al lector que no dé por ciertos sin más los hechos descritos por “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat) en esta u otras citas suyas que tendremos que traer a colación. Lo dicho no quita el valor que sí que pueden tener, para definirles a ellos mismos, sus propias manifestaciones.
En 1985 definían como una lucha y un intento comunes el periodo de octubre de 82 a junio del 83 de “il Programma Comunista”, continuado luego en el mismo periódico y en Combat, saliendo de esa organización sólo una vez transcurrido un año. En 2023 dicen que no compartieron nunca la dirección de esas publicaciones, legalizadas por ellos mismos. O peor “no compartían necesariamente siempre”, formulación ambigua y retorcida que permite alterar, modular y ajustar selectivamente y según convenga el pasado cuando sea oportuno.
En ese mismo nº1 de 1985 (Anno III/Nuova serie) publicaron un artículo titulado “A che cosa ci richiamiamo” (A qué nos reclamamos) en el que, después de citar el contenido clásico de “Lo que distingue a nuestro Partido” que encabeza las publicaciones de Partido desde 1952 (y que, dicho sea de paso, ellos modificaron en las suyas a partir de 2005 con otro redactado), añaden lo siguiente: "La línea – añadimos con más energía y en referencia a la crisis que ha sacudido recientemente al partido – que va desde la lucha por ENTRAR EN CONTACTO CON LOS MOVIMIENTOS SOCIALES y la clase y contribuir al renacimiento de una corriente de clase independiente del colaboracionismo hasta la batalla contra el liquidacionismo antipartido ya sea esperista, académico o movimientista y contingentista". (il Comunista, nº1 de 1985, Anno III/Nuova serie, página 3) [2].
Para entender mejor la significación de esta declaración añadida “con más energía”, tenemos que seguir el rastro para remontarnos un poco hacia atrás en el tiempo. En el “il Comunista”, nº2 de 1985, Anno III/Nuova serie, pág. 21, se puede leer la siguiente afirmación relativa a su determinación de hacer un balance de la crisis del Partido: “Este trabajo comenzó ya en octubre del 82, con la preparación de la reunión general de Milán, cuyos resultados inmediatos pueden leerse en el número 20 del 29 de octubre del 82 de "programma comunista", y en los números siguientes.” (“il Comunista”, nº2 de 1985, Anno III/Nuova serie, pág. 21) [3].
Pues bien, leamos el número de “il programma comunista” en cuestión y más concretamente “Le questioni poste dalla crisi nel nostro partito nel rapporto del centro italiano alla riunione di Milano del 17 ottobre 1982” (Las cuestiones planteadas por la crisis de nuestro partido en el informe del centro italiano a la reunión de Milán del 17 de octubre de 1982), indicado por “il Comunista” como referencia del inicio de su trabajo político.
En ese momento acababa de irse formalmente del Partido la sección argelina, la alemana, parte de la francesa incluyendo su Centro, considerando que la Izquierda tenía un vicio de origen que impedía al Partido participar en los “movimientos sociales” en los que ellos querían participar y, de hecho, participaban.
En ese artículo/informe, la actual redacción de “il Comunista” (exCombat), junto a otros, escribía: “¿Cómo se ha desarrollado esta crisis que ve contrapuestos a compañeros que parten de la misma exigencia, la intervención en las contradicciones sociales bajo la guía de una línea táctica ligada a nuestros principios políticos y tácticos?”[4] (il programma comunista, nº20/1982, pág. 2).
Es verdaderamente sintomático el modo hasta candoroso en que se hace esta pregunta “il Comunista”, perdón, queremos decir el Centro milanés de entonces. Los que abandonaban el Partido e intentaban liquidarlo formalmente en el proceso eran sus compañeros, estaban de acuerdo con ellos, llevaban años liquidando la línea del Partido desde dentro y sumergiéndolo en el pantano del interclasismo, pero querían ir más rápido y les estorbaba el envoltorio, no quisieron esperar.
La respuesta que da el Centro a su propia pregunta es: “Sin duda, esto se debió a un retraso en la resolución de este problema, que se manifestó de forma diferenciada a escala internacional” (il programma comunista, nº20/1982, pág. 2)[5].
Nosotros pensábamos entonces y seguimos pensando hoy junto con tantos compañeros del Partido que se opusieron al nuevo curso que la solución de nuestra actuación táctica estaba resuelta en las Tesis y en el resto de textos fundamentales del Partido. Pero estos límites tácticos eran demasiado “estrechos” para el nuevo curso:
“En efecto, nuestra actividad de intervención en las luchas, desde hace años, se ha limitado al plano de las reivindicaciones sindicales. Esto es muy cierto. Pero este terreno, los problemas que planteaba, su evidente estrechez, nos hicieron reconocer la necesidad de ampliar nuestra visión, nos hicieron descubrir todos los demás terrenos "prácticos", y estos terrenos – la cuestión de la mujer, la vivienda, el antimilitarismo, la represión y cualquier otra manifestación de las contradicciones sociales – nos dieron nuevas armas y mayor seguridad para abordar la lucha reivindicativa sindical propiamente dicha.” (il programma comunista, nº20/1982, pág. 5)[6].
Estamos ante el nuevo curso, una línea revisionista respecto a las posiciones previas de la Izquierda y respecto a la actuación previa del Partido, que admite haber “ampliado su visión” y “descubierto” nuevos terrenos “prácticos” y “nuevas armas” pero que entiende que la revisión debe hacerse más despacio y sobre todo más camufladamente, sin renunciar al envoltorio formal del Partido.
Concluyen: “Por eso, aun comprendiendo las "exigencias" de todo aquel que nos hable de "movimiento social", aun compartiendo el juicio de que estamos ante un momento decisivo de nuestra historia, sacamos la conclusión contraria a la liquidadora: de nuestra historia pasada, de nuestros errores, además del bagaje doctrinal que nunca hemos visto como un recetario, sacamos el alimento para avanzar con decisión.” (il programma comunista, nº20/1982, pág. 5)[7].
Así pues, reiterando su identidad en cuanto a la participación en los “movimientos sociales”, movidos por una “prisa” producto de una evaluación incorrecta de la situación histórica que llevaba a sacrificar todo para superar el “retraso”, el nuevo curso reivindica la libertad respecto al bagaje doctrinal (esto es lo que significa en su boca la frase, la doctrina no es un recetario) y cuando habla de errores no se refiere a la intervención en los movimientos interclasistas sino a no haberlo hecho antes…
Es todavía más expresivo el documento interno previo al artículo, el acta de la reunión de 17.10.1982 extendida por el Centro degenerado de entonces, en la que se puede leer “1) Definir el sentido de la ruptura. No entre parte atrasada y avanzada, sino entre comp. que son conscientes de una serie de exigencias (desde el programa al p. de acción rev.). La divergencia de fondo entre ellos: para hacerlo romper o continuar. UCI [ndr. Ufficio Centrale Italiano, el centro italiano] dividida, pero responsabilidad de quien suscribe y de E. [ndr. actual “Redattore capo” de “il Comunista” (exCombat), entonces parte del centro degenerado] de seguir adelante, aunque sea como “administradores de la quiebra”.
2) Distinción entre las posiciones de El Oumami y de los otros comp. El Oumami hace una serie de críticas que a nosotros nos parecen justificadas y nos lanza un desafío que hemos decidido aceptar. El problema de la organización int.al: falta de un verdadero programa de acción político.” (Acta de la reunión del 17.10.1982)[8].
Volviendo al número 20 en que se publicó el artículo/informe al que se trasladó el contenido de dicha acta, se da voz a los liquidacionistas formales reproduciendo ampliamente el discurso que dio en la reunión su representante. Si la pregunta que hemos visto más arriba es hasta candorosa, la respuesta de quien se está yendo es tan cruda como significativa: “Yo no acepto el discurso de la dirección que entona el mea culpa” (il programma comunista, nº20/1982, pág. 5) [9].
Los liquidacionistas que abandonaban formalmente el Partido en octubre de 1982 y los que se quedaban en su dirección compartían el “descubrimiento” de las “exigencias” del “movimiento social” y de sus “nuevas armas”, sólo discrepaban entre liquidar el envoltorio formal del Partido o mantenerlo.
Pero dentro del Partido había también una fuerte oposición – sobre todo en las secciones con más presencia obrera del Partido, aunque no solamente y en ningún caso desde un punto de vista obrerista – contra este cambio de rumbo que se había operado liquidando internamente en los años anteriores la tradición de la Izquierda, aunque el ritmo de la liquidación dejara insatisfechos a los más apresurados entre los revisionistas del nuevo curso.
Desde una perspectiva opuesta, las secciones del Sur de Francia, de Turín y de Ivrea habían sido expulsadas anti-orgánicamente en la primavera del año anterior, 1981, por su oposición al nuevo curso. En defensa de la continuidad de las posiciones de la Izquierda, el grueso de la sección española había roto con los centros degenerados de París y Milán en enero de aquel año, en 1982. No tardarían en salir posteriormente de la organización formal también las secciones de Schio, Benevento-Ariano y Torre Annunziata, considerando que había degenerado en el activismo, como anunciaría “il programma comunista” nº1/1983. Volveremos en otro lugar sobre las vicisitudes y dificultades de la tarea de mantener la actividad internacional por parte de las secciones y militantes que se habían opuesto al nuevo curso, de los diferentes caminos que tomaron algunas de estas secciones, y de la continuidad organizativa que mantuvimos y mantenemos con una parte de estos compañeros.
En “il Comunista” nº33, de 1992, los herederos del nuevo curso narran ellos mismos la resistencia previa ofrecida por el conjunto de los militantes del Partido de múltiples secciones que se oponían a la revisión de los planteamientos del Partido, de la línea teórica, programática y táctica de la Izquierda Comunista, es decir, que se oponían al nuevo curso representado entonces – junto con otros – por la actual redacción de “il Comunista” (exCombat).
“Para esta parte de los compañeros, cada decisión tomada fuera de lo que y cómo "ya se había hecho" anteriormente, cada interés por cuestiones en el campo de la crítica política y teórica que no habían sido abordadas y resueltas con tesis y puntos firmes anteriormente (por el partido actual o por el Partido Comunista de Italia en los años veinte), adquiría la apariencia de un peligro o incluso de un intento de desviar al partido e invalidar su capacidad teórica y política.
Contra tal visión – que poco a poco se fue caracterizando como una defensa a ultranza de lo que, no tanto la izquierda comunista como corriente política, sino de la izquierda italiana en particular y sobre todo de la persona de Amadeo Bordiga, había dicho y hecho, sin comprender realmente la profunda lección de las batallas de clase llevadas a cabo por la izquierda comunista – se desarrolló una lucha política interna, llevada a cabo en particular por el Centro mediante el esfuerzo por replantear los problemas del hoy y las diferencias de la situación histórica sin perder el hilo de aquellas batallas de clase.
Esta circular de marzo de 1976, como las anteriores y posteriores, forma parte de esta lucha política interna. (…) Desde este punto de vista, esta circular marca un punto a favor, si se puede decir así, a la lucha tanto contra el conservadurismo de partido desgraciadamente bien arraigado en la organización, como contra esa arrogancia teórica mezclada con un deseo verbal pero inmovilismo práctico característico de la antidialéctica ligada a una visión mística del partido, de las luchas de clases, del proletariado y su movimiento, de la revolución, del comunismo.” (Premessa a la circolare de 1976, publicado en “il Comunista”, nº33, 1992, pág. 9) [10].
Queremos recordar que nosotros no damos por buena la caracterización que “il Comunista” haga de los hechos o de los intervinientes, sino que traemos a colación su descripción en la medida en que lo que dicen en ella los describe a ellos mismos.
En este sentido el lector observará que “il Comunista” (exCombat) admite, de forma clara, que ellos llevaron adelante una lucha política interna para “replantear los problemas del hoy” (¿?) contra los viejos militantes dentro del partido, que en esa lucha contra el “conservadurismo” (¡!) y la “arrogancia teórica”(¡!) del Partido, ellos introdujeron dentro del Partido una serie de planteamientos tácticos extraños a los planteamientos de los textos del Partido pero que se encontraron con una fuerte resistencia que se concretaba en una defensa a ultranza de la unidad de doctrina, programa y táctica que caracteriza a la Izquierda Comunista italiana.
Ésta es una de tantas admisiones del nuevo curso de ayer que hoy publica “le Prolétaire”/“il Comunista”, admisión del revisionismo que los actualizadores y enriquecedores intentaron imponer a través de la lucha política interna contra las secciones del Partido que defendían la continuidad de los planteamientos del Partido y de la Izquierda.
Después de este tipo de admisión, es realmente sorprendente que sigan presentándose como continuadores del Partido y que en “il Comunista” nº178 (agosto, 2023, pág. 1) tengan la cara dura de afirmar, en un tono que raya lo patético y explotando el sobadísimo nombre de un conocido compañero, para pedir aportaciones económicas: “Somos una organización muy pequeña, estrechamente ligada a la experiencia de la Izquierda Comunista de Italia y al trabajo de restauración teórica del marxismo que los compañeros de la Izquierda que no tiraron la toalla y que no se vendieron al estalinismo retomaron, bajo la dirección dada por Amadeo Bordiga, tanto la actividad teórica como la política y organizativa, retejiendo el hilo del tiempo del movimiento comunista proletario y revolucionario” [11].
“Le Prolétaire”/”il Comunista” deberían añadir, somos en realidad los que quisimos destruir esa experiencia y combatimos con la lucha política interna a los que la defendían dentro del Partido.
Inciso: qué “había dicho” el Partido
Ante el revisionismo del nuevo curso de “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat) y su lucha política interna contra el “conservadurismo de partido”, reproducimos una serie de citas fundamentales que forman parte del núcleo de la restauración teórica realizada por el Partido:
“Ahora bien, dado que se nos impone últimamente ser claros, simples y concisos, como aquellos polemistas suministrados en serie a los «cuadros», seámoslo.
Tomemos nosotros la parte de los DOGMÁTICOS, de los TALMÚDICOS, también de los ESCOLÁSTICOS e incluso de los PEDANTES; asumamos la defensa de un marxismo que no crea nunca nada nuevo y constituye una CONSTELACIÓN DE PRECISAS TESIS INQUEBRANTABLES, y nos negamos resueltamente unguibus et rostro, a entregarlo como presa a estos que lo quieren enriquecer, REIVINDICÁNDOLO RÍGIDO Y POBRE COMO HA NACIDO (…)”. (Diálogo con los muertos, 1956).
“Muerte del individualismo
No es posible que el partido proletario de clase se gobierne a sí mismo en la buena dirección revolucionaria si no es total la confrontación del material de agitación con las BASES ESTABLES y NO MUTANTES de la teoría.
Las cuestiones de acción contingente y de programa futuro no son más que dos lados dialécticos del mismo problema, como tantas intervenciones de Marx hasta su muerte, y de Engels y de Lenin (¡Tesis de abril, comité central de octubre!) han demostrado.
Aquellos hombres no improvisaron ni revelaron, sino que blandieron la brújula de nuestra acción, de la cual es demasiado fácil desviarse.
Ésta enseña claramente el peligro, y nuestras cuestiones son felizmente planteadas cuando se va contra las direcciones generales equivocadas. Las fórmulas y los términos pueden ser falsificados por traidores y por deficientes, pero SU USO ES SIEMPRE UNA BRÚJULA CUANDO ES CONTINUO Y CONCORDANTE.” (El programa revolucionario de la sociedad comunista elimina toda forma de propiedad del suelo, de las instalaciones de producción y de los productos del trabajo, 1958).
“Por consiguiente, el problema de la praxis del partido no es el de saber el futuro, que sería poco, ni el de querer el futuro, que sería demasiado, sino el de ‘CONSERVAR la línea del futuro de su propia clase’.
Está claro que, si el movimiento no la sabe estudiar, indagar y conocer, ni siquiera estará en condiciones de CONSERVARLA. No es menos claro que si el movimiento no sabe distinguir entre la voluntad de las clases constituidas y enemigas y la suya propia, igualmente la partida está perdida, y la línea extraviada. El movimiento comunista no es cuestión de pura doctrina; no es cuestión de pura voluntad: sin embargo, la falta de doctrina lo paraliza, la falta de voluntad lo paraliza. Y la falta quiere decir absorción de doctrinas ajenas, de voluntades ajenas.” (Prometeo, Propiedad y capital, Capítulo XVII, Utopía, Ciencia, Acción, 1952).
“La desinfección a la que dedicamos el noventa por ciento de nuestro pobre trabajo no se completará más que en un largo devenir y continuará mucho después de nosotros: es la que combate la epidemia de todos los lugares y de todos los tiempos (en todas partes y siempre peligrosa) de los revisores, actualizadores, contempladores e innovadores.
Es inútil y dañino especificar o personalizar, y buscar en la lejanía o en la vecindad al lanzador de las bombas bacteriológicas; se trata de individualizar el virus y aplicarle el antibiótico, que tozudamente distinguimos en la continuidad de la línea, en la fidelidad a los principios, en el preferir novecientas noventa y nueve veces sobre mil la REMASTICACIÓN CATEQUISTA a la aventura del nuevo descubrimiento científico que requiere alas de águila, y al que se siente llamado por el destino todo mosquito.
Inquiétense, pues, los voladores enfurecidos, a los que devolvemos frígidamente y poco a poco a la modesta altitud a la que nos está permitido elevarnos, a nosotros que nos está prohibido todo heroísmo y todo romance, que nos atenemos a la ironía en lugar del lirismo y de vez en cuando nos vemos obligados a hacer volver hacia atrás a los más fogosos: ¡No hagáis de Fetontes!
Por tanto, mientras demasiados tienen el histerismo del cálculo sublime, nosotros los catalogamos a la altura del ábaco, y verificamos si saben contar con la punta de los dedos.” (El Marxismo de los balbuceantes, Battaglia Comunista, nº 8-1952).
“El objetivo principal de nuestras discusiones – en las cuales es indispensable REPETIR CONTINUAMENTE ciertos reclamos de los «teoremas» fundamentales, y mejor si es CON LAS MISMAS PALABRAS Y FRASES – es la crítica del DELIRIO SOBRE FORMAS «IMPREVISTAS» y deformidades del capitalismo más moderno que obligarían a revisar las bases de la «prospectiva» y por lo tanto del método marxista.
Tal falsa posición es fácilmente puesta en relación con el desconocimiento, o mejor con el nunca haber conocido, las líneas esenciales de nuestra doctrina, de sus principios cardinales.” (Alma del caballo de vapor, Il Programma Comunista nº 5,1953).
“En la base de la relación entre militante y partido hay un compromiso; nosotros tenemos de ese compromiso una concepción que, para librarnos del antipático término contractual, podemos definir simplemente como dialéctica. La relación es doble, constituye un doble flujo en sentidos contrarios, del centro a la base y de la base al centro; si la acción dirigida desde el centro responde a la buena funcionalidad de esta relación dialéctica, le responderán entonces las sanas reacciones de la base.
El problema de la famosa disciplina consiste, por consiguiente, en poner a los militantes de base un sistema de límites que sea el inteligente reflejo de los LÍMITES puestos a la acción de los dirigentes. Por ello hemos sostenido siempre que éstos NO DEBEN TENER LA FACULTAD, en los virajes importantes de la coyuntura política, DE DESCUBRIR, INVENTAR Y PROPINAR PRETENDIDOS NUEVOS PRINCIPIOS, NUEVAS FÓRMULAS, NUEVAS NORMAS PARA LA ACCIÓN DEL PARTIDO.
Es en la historia de estos GOLPES DE SORPRESA donde se compendia la historia vergonzosa de las traiciones del OPORTUNISMO.” (Fuerza, Violencia y Dictadura en la Lucha de Clase, 1947).
“6. No siendo, pues, concebibles retornos abruptos de las masas a una organización útil de ataque revolucionario, el mejor resultado que puede dar el tiempo venidero es la RE-PROPOSICIÓN de los verdaderos objetivos y reivindicaciones proletarias y comunistas, y la reafirmación de la lección de que es DERROTISMO toda improvisación táctica que cambia de situación en situación pretendiendo explotar de ellas datos inesperados.
7. El estúpido actualismo-activismo que adapta gestos y movimientos a los datos inmediatos de hoy, verdadero existencialismo de partido, debe ser sustituido por la reconstrucción del sólido puente que une el pasado al futuro y cuyas grandes líneas el partido se dicta a sí mismo de una vez por todas, PROHIBIENDO a los gregarios pero SOBRE TODO A LOS DIRIGENTES la búsqueda tendenciosa y el DESCUBRIMIENTO DE ‘NUEVAS VÍAS’.” (Teoría y acción, Reunión de Forlì, diciembre 1952).
Éstas son y no otras las inquebrantables posiciones de la Izquierda Comunista “italiana” y del Partido.
El nuevo curso de “il Comunista” (exCombat), reivindicado por ellos tantos años después, es la antítesis y la traición más completa a este planteamiento de la Izquierda. Para la dirección del nuevo curso, los LÍMITES de la unidad de doctrina-programa-táctica eran incómodos porque no les dejaban “descubrir” ni utilizar “nuevas armas” ni “ampliar su visión”, ni “replantear los problemas del hoy” y, por ello, propinaron nuevas normas de acción al Partido ante las que quisieron doblegarlo y emprendieron una “lucha política interna” contra las secciones y militantes que defendían a ultranza estos límites, la continuidad de lo que se “había dicho y hecho” hasta entonces, la conservación de la línea de clase, del marxismo, de la Izquierda y del Partido.
Siguiendo con el nuevo curso de “il Comunista”
Volviendo al número “re-fundacional” de “il Comunista” (nº1, 1985, Anno III/Nuova serie) se podrá leer un artículo titulado “il nostro percorso político” (nuestro recorrido político) en el que se afirma "3) continuidad del trabajo de intervención en los diversos sectores en los que actuaba el partido (terreno sindical, antimilitarismo, antirrepresión, defensa de las condiciones de vida y de trabajo y lucha del proletariado, etc.)" (il Comunista, nº1 de 1985, Anno III/Nuova serie, página 2) [12].
Si luego se lee en el mismo número el artículo “Problemi e prospettive per l’antimilitarismo” (Problemas y perspectivas para el antimilitarismo) se observa la completa continuidad de los posicionamientos previos del nuevo curso publicados en “il programma comunista”, “il Comunista” (primera serie) y “Combat”, en cuanto a los “comités para la paz” nacidos a partir de la instalación de una base estadounidense de misiles en Comiso (Italia). En ese artículo “il Comunista” (exCombat), después de llamar a “dar el máximo de continuidad a los organismos y comités antimilitaristas independientes del colaboracionismo”, a “retejer los contactos horizontales (sic) estables” para “salir a la calle gritando el propio NO firme e intransigente a la preparación bélica”, afirman “En esta perspectiva los comunistas actúan desde ya al lado de todas las fuerzas que se pongan, aunque sea parcialmente, en este rumbo” (il Comunista, nº1 de 1985, Anno III/Nuova serie, pág. 3).
No puede ser más estridente la antítesis de este planteamiento movimientista frente a las posiciones marxistas contenidas en “El programa militar de la revolución proletaria” (Lenin) y las lecciones contra el Frente Único Político sacadas por nuestra corriente en la lucha contra la degeneración de la Internacional. Por otro lado, no puede ser más evidente la identidad de planteamiento del nº1 de “il Comunista” con el nº1 de “Combat” sobre el mismo tema.
En el nº3 de “il Comunista” (exCombat) se puede leer: “Publicamos aquí dos textos relativos a una actividad que el grupo promotor del Centro Social de Croce di Musile (en el sandonatese) inició sobre el problema de la nocividad y de los accidentes de trabajo. Este grupo de jóvenes está activo desde principios de 1984 y ha sido especialmente activo en la obtención de un Centro Social, un espacio que se utilizará para diversas actividades e iniciativas relacionadas con los problemas de los jóvenes (sic), tanto en lo que se refiere al trabajo como a la vida en general (sic).” (il Comunista, nº3 de 1985, Anno III/Nuova serie, página 7) [13]. La redacción de “il Comunista” (exCombat) prosigue “Son sin duda un testimonio vivo (...) de una forma de reaccionar tanto ante el aislamiento como ante el silencio, una vía fecunda para el futuro mismo de la lucha proletaria" [14]. Y, a continuación, publican la intervención y una hoja en la que se defiende “el derecho a la vida, a una vida decente” firmado por el “Comité contra la explotación y el desempleo” del Basso Piave y, entre paréntesis, “excomité por el sí”, es decir, un comité creado para votar en un referéndum democrático.
En paralelo, "le Prolétaire"/"il Comunista" (exCombat), en junio de 1985 publicaban en su publicación francesa un artículo titulado “Inmigración: derecho de voto” en el que afirman: “El derecho de voto es un derecho político reconocido a los trabajadores franceses y debería ser un derecho de todos los trabajadores extranjeros. No sólo el derecho a votar, sino también el derecho a ser elegido, sin restricción en cuanto al tipo de elección (local o nacional). Fuera de esta posición de principio, sólo hay burla o mascarada.” (“le Prolétaire”, nº383, pág. 1)[15]. En septiembre de 1986 publicaban un artículo completamente movimientista titulado “Nuclear: un frente de lucha que concierne a los proletarios” del que años después se desdicen con la ya conocida excusa de que ellos nunca estuvieron de acuerdo con su propia publicación. En noviembre de 1986 “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat) publicaban en “le Prolétaire” (nº389) un artículo titulado “Vascos: basta de represión” en solidaridad con militantes patriotas vascos expulsados, llamando a transformar esta denuncia en un movimiento anti-capitalista (sic).
En fin, podríamos llenar páginas con más ejemplos, pero tenemos que ir concluyendo este apartado para poder pasar a la cuestión nacional.
Desde entonces, siguiendo un método típicamente oportunista el grupo “le Prolétaire”/”il Comunista” ha ido modulando sus posiciones originales, mudando la piel, metamorfoseándose, recogiendo cable y mostrándose más comedido en sus posiciones movimientistas e interclasistas en general, aparentando unas posiciones más proletarias.
Aun así, siempre va asomándose el planteamiento movimientista e interclasista ya sea con los “chalecos amarillos” que “deben servir de ejemplo para las futuras luchas obreras (sic)” (“le Prolétaire” nº531, 2019)[16] o con la llamada a la “Solidaridad proletaria con Mumia Abu-Jamal y todas las víctimas del terrorismo de Estado estadounidense” [17] (“le Prolétaire”, nº541, agosto 2021) o como en el artículo de prensa sensacionalista barata “Giulia, asesinada por no querer ser propiedad de un hombre” en el que se reproduce un eco mimético más de la ideología burguesa que es el feminismo “el hecho es que, hasta la fecha, el número de mujeres asesinadas por sus parejas o en la familia o simplemente por ser mujeres es de 102... y aún no ha terminado el año...” [18] (“il Comunista”, nº179, noviembre de 2023). Y por supuesto, en su página web se mantiene toda la retahíla de artículos con sus posiciones de antes (que son de ahora y de siempre), listos para saltar arriba y abajo, izquierda y derecha, o a ambos lados a la vez, según sople el viento.
Una de las peores características del oportunismo es decir una cosa y la contraria, en un mismo artículo, en la misma revista o en distintos números, en distintos momentos, y así ha actuado y actúa “le Prolétaire”/”il Comunista”.
Durante todo este recorrido y por muchos esfuerzos que hagan para ocultar su rastro y difuminar su pasado, ellos representaron al nuevo curso, estuvieron en el lado de los liquidadores de la línea de la Izquierda, aunque fueran rompiendo en cada una de las etapas con aquellos liquidadores más apresurados que querían quitarse definitivamente la máscara y renunciar incluso a la denominación del Partido (en 1982 y en 1984), sin dejar de compartir en ningún momento con ellos su esencia: el nuevo curso.
En el artículo tramposo en el que “le Prolétaire”/“il Comunista” se presenta a sí mismo como la “reconstitución del Partido de clase” afirman que: “En Francia/Suiza, se había formado un pequeño grupo con camaradas de París, Estrasburgo, Lyon y Lausana que seguían publicando Le Prolétaire (…) los contactos con el antiguo centro de Milán se mantuvieron hasta junio de 1983, pero los intentos de reorganización internacional fueron muy débiles y confusos” [19]. Pero esto no cuadra con la realidad. En la página 14 de “le Prolétaire” nº375 de octubre de 1983 aparece reseñada la prensa del “partido” incluyendo “il programma comunista” y en la página 5 de “le Prolétaire” nº376 de enero de 1984, se reproduce como propio el índice de “il programma comunista” nº10, con el significativo primer punto “la cabecera cambiará: nuestra batalla continua” (en referencia a que el siguiente número aparecerá como “Combat”). Es entonces, en mayo de 1984 y no antes, cuando deja de referenciarse la revista en italiano, ante la imposibilidad de reclamar “Combat” como revista del Partido dado que ni siquiera se presentaba como tal. Pero, además, en el nº2/1984 de “Combat”, pág. 8, sí que aparece claramente una referencia a “le Prolétaire” como prensa de la misma organización. También aparecen como tales la revista griega “Kommounistiko programma” y la revista venezolana “Espartaco”. En “le Prolétaire” nº378 de julio de 1984 (pág. 16) se publica una hoja de la misma revista venezolana “Espartaco” ligada a “Combat” y en la pág. 10 del mismo número se reivindica “Kommounistiko programma”. De hecho, cuando “le Prolétaire” e “il Comunista” (exCombat) anunciaron su fusión formal también lo hicieron con “Kommounistiko programma”, en “il Comunista” nº1/1985 (pág. 18), aunque dos números después en “il Comunista” nº3-4/1985 (pág. 46) tuvieran que decir que el grupo griego se lo había “repensado” y no se consideraban un órgano de partido. En el nº1/1985 de “il Comunista” (pág. 22) aparece como prensa propia “Espartaco” que todavía tiene el encabezado combatista de “por el Partido Comunista Internacional”... Hablaremos en otro lugar de la evolución de estos militantes venezolanos y de su ruptura con “Combat” y con “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat), pero lo que no es cierto es que la relación entre “le Prolétaire” y el centro degenerado se interrumpiera en junio de 1983 y se reanudara en 1985 con “il Comunista” (exCombat) sino que la referencia recíproca subsistió en el periodo del centralismo democrático descarado en “il Programma comunista” y luego dentro de “Combat”.
Lo que se “reconstituyó” en 1985 con el agregado “le Prolétaire”/“il Comunista” no fue el Partido de clase sino la punta de lanza de su degeneración, disfrazada de lo contrario. Conocemos otros ejemplos, el más notorio de los cuales es el estalinismo.
La cuestión nacional según “Le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat)
En 1989, en una de sus maniobras de corrección/difuminación del pasado, “le Prolétaire”/”il Comunista” publicó un texto titulado “Algunos puntos firmes sobre la ‘cuestión palestina’”. Este texto es el que han vuelto a publicar a finales de 2023 en “le Prolétaire” (nº550), “il Comunista” (nº179) y “el Proletario” (nº31).
Ese artículo intenta dar marcha atrás respecto a algunas de las posiciones del nuevo curso defendidas entonces por ellos mismos publicadas en un artículo de noviembre de 1982 titulado “La lucha nacional de las masas palestinas dentro del cuadro del movimiento social en Oriente Medio” (publicado en el mismo número 20 de 1982 de “il programma comunista” cuyo contenido reivindica “il Comunista” en su nº2 de 1985). Pero, en su rectificación, se mantiene como veremos el punto clave de su traición al marxismo. En su introducción a su artículo de 1989, “le Prolétaire”/”il Comunista” afirmaba:
"Según el marxismo, la orientación correcta, especialmente para las zonas donde la revolución burguesa ya no está en el orden del día (y por lo tanto ya no puede haber dobles revoluciones) pero donde la cuestión nacional no se ha resuelto, es insertar la cuestión nacional y la lucha nacional en la lucha de clases revolucionaria" [20] (“le Prolétaire”, nº401, 1989, pág. 8).
Nótese que “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat) no se refiere a la cuestión nacional cuando la revolución democrático-burguesa está todavía al orden del día sino, expresamente, a cuando la revolución burguesa y el advenimiento del capitalismo es un hecho. En el mismo número de 1989 en el que “le Prolétaire” manifestaba “rectificar” su posición sobre el nacionalismo palestino, pero mantenía su error fundamental, afirmaba también refiriéndose al proletariado yugoslavo:
“Sería un craso error señalar a los proletarios en tales situaciones la única perspectiva de lucha en un terreno puramente proletario, echando en el olvido estas cuestiones de orden nacional, planteadas por la burguesía y la pequeña burguesía en su único interés como clases dominantes, pero de las que los proletarios son víctimas de una u otra manera.” [21] (“le Prolétaire”, nº401, 1989, pág. 7).
Por el contrario, es exclusivamente en un “terreno puramente proletario” que los proletarios de todas las lenguas en todos los lugares del mundo deben apoyarse mutuamente y rechazar cualquier división, discriminación ni privilegio relativo entre ellos, oponiéndose a las maniobras nacionalistas de las burguesías que les quieren encuadrar en sus nacionalismos respectivos.
Cuán duramente pagó el proletariado yugoslavo entre 1990 y 1999 haber seguido el consejo de no ubicarse “en un terreno puramente proletario”, que era el mismo consejo que le convenía al imperialismo europeo y alemán recién reunificado.
En prácticamente todos los estados de Europa hay minorías nacionales para las cuales se levantan cuestiones nacionalistas y si nos trasladamos a África veremos un sin fin de grupos étnicos cortados por fronteras o encuadrados junto con otros dentro de las mismas fronteras, etc. Es evidente que la aplicación de la táctica antimarxista propugnada por “le Prolétaire”/”il Comunista” condena a la eterna permanencia de la “lucha nacional” (es posible que “le Prolétaire”/”il Comunista” piense que esto es distinto de “nacionalismo”, quién sabe) como rémora insuperable de la lucha proletaria.
La posición del marxismo sobre la cuestión nacional en los textos de Partido
Por contra, la posición del marxismo y de la Izquierda es otra, que podemos recordar sumariamente a continuación:
- “Los obreros no tienen patria, no se les puede arrebatar lo que no poseen.” (Manifiesto del Partido Comunista, 1848).
- “¿Qué implica este requisito absoluto del marxismo aplicado a nuestro problema? Ante todo, que es necesario distinguir estrictamente dos épocas del capitalismo diferentes por completo desde el punto de vista de los movimientos nacionales. Por una parte, es la época de la bancarrota del feudalismo y del absolutismo, la época en que se constituyen la sociedad democrática burguesa y su Estado, la época en que los movimientos nacionales adquieren por vez primera el carácter de movimientos de masas, incorporando de uno u otro modo a todas las clases de la población a la política por medio de la prensa, de su participación en instituciones representativas, etc. Por otra parte, presenciamos una época en que los Estados capitalistas tienen ya su estructura acabada, un régimen constitucional hace mucho tiempo establecido y un antagonismo muy desarrollado entre el proletariado y la burguesía; presenciamos una época que puede llamarse víspera del hundimiento del capitalismo.” (El derecho de las naciones a la autodeterminación, Lenin, 1914).
- “Los intereses de la clase obrera y de su lucha contra el capitalismo exigen una completa solidaridad y la más estrecha unión de los obreros de todas las naciones, exigen que se rechace la política nacionalista de la burguesía de cualquier nación. (…) Al obrero asalariado tanto le da que su principal explotador sea la burguesía rusa más que la alógena, como la burguesía polaca más que la hebrea, etc. Al obrero asalariado que haya adquirido conciencia de los intereses de su clase le son indiferentes tanto los privilegios estatales de los capitalistas rusos como las promesas de los capitalistas polacos o ucranianos de instaurar el paraíso en la tierra cuando ellos gocen de privilegios estatales.” (El derecho de las naciones a la autodeterminación, Lenin, 1914).
- “ÉPOCA IMPERIALISTA Y RESIDUOS IRREDENTISTAS
La supervivencia, pasada la gran época de las guerras de independencia y de sistematización nacional de carácter burgués revolucionario, de gran número de casos en los que nacionalidades menores están sometidas a Estados de otra nacionalidad en la misma Europa, no es obstáculo para que la Internacional proletaria deba rechazar toda justificación de guerras entre Estados por motivos de irredentismo y deba desenmascarar la finalidad imperialista de toda guerra burguesa, invitando a los trabajadores a sabotear esa guerra en todos los frentes. La incapacidad para llevar a cabo esta línea ha determinado la destrucción de las energías revolucionarias bajo las oleadas de oportunismo de dos guerras, y la determinará en una guerra futura si las masas no abandonan a tiempo la dirección oportunista (socialdemócrata o del Kominform), con el resultado de que, en todos los casos, el capitalismo sobrevivirá a sus violentas crisis sanguinarias.” (Factores de raza y nación en la Teoría Marxista, 1953).
“La posición marxista es la de que un partido proletario no puede en ningún caso apoyar una anexión política forzada; pero no consiste en hacer un capítulo del programa del partido de la sistematización ex-novo de todos los pueblos homogéneos en un nuevo ordenamiento geopolítico de los Estados, alcanzado y mantenido por el consenso y sin violencia. Ésta es considerada por los marxistas una utopía inconciliable con la sociedad de clase capitalista, todavía más que ninguna otra, mientras que en una sociedad socialista el problema se plantea sobre otras bases, incluyendo la distensión y la extinción de toda violencia estatal.” (Estructura económica y social de Rusia 1913- 1957). - “Los marxistas no habían ignorado jamás los términos de las “cuestiones nacionales”. Las relaciones de organización que se derivan de la concomitancia de la raza y de la lengua ocupan su lugar entre las formas de producción. La tendencia a identificar con las unidades nacionales los límites de la organización territorial del estado han jugado un papel extremadamente importante en la formación del capitalismo, y todas las etapas del crecimiento de este enemigo al que resulta imposible matar en su infancia, interesan a la revolución en el grado más alto.
Pero los marxistas, al igual que establecieron que los diversos héroes nacionales e irredentistas tuvieron la verdadera tarea revolucionaria de conseguir la victoria de la burguesía emprendedora (comprendida sólo la superestructura poética de sus empresas), diagnosticaron también que en la fase imperialista de difusión del capitalismo, el principio de nacionalidad se mantenía siempre en candelero para poderlo agitar con fines de clase burguesa, y sobre todo, con el fin de crear confusión en la vigorosa autonomía del movimiento obrero, pisoteándolo descaradamente cada vez que le interesase a las colonizaciones económicas burguesas para sojuzgar una provincia en la frontera, un espacio vital, o un desgraciado pueblo de color en ultramar.
El prejuicio nacional debía servir, por tanto, de barrera contra las iniciativas proletarias de clase, pero no ponía ningún obstáculo a las rapiñas imperialistas.
A partir de una cierta fecha límite, que se puede fijar como muy tarde en 1870, toda subordinación de la batalla proletaria a la satisfacción de objetivos nacionales, étnicos o irredentistas previos, toda constitución de bloques entre trabajadores y burgueses del mismo idioma con vistas a una liberación nacional, toda formación de partidos “socialistas nacionales”, como los hubo en Polonia y en Bohemia, se convirtieron, por tanto, en derrotismo puro. (…) Con el desarrollo del capitalismo, los bloques estatales se cristalizan entorno a centros nacionales determinados, que estaban en formación en tanto que Estados unitarios desde épocas pre-burguesas. Pero este proceso no es en sus líneas generales un proceso de división, sino de aglomeración.
La ideología pequeño burguesa según la cual había que esperar a la liberación de cada nacionalidad “oprimida” y la solución de todos los problemas de etnias que existían al margen de los grandes Estados, antes de lanzar en Europa reivindicaciones de clase, es, por tanto, profundamente contrarrevolucionaria. Todos estos “oprimidos” en el idioma, en la universidad, en las carreras burguesas y, sobre todo, en las carreras electorales, esas en las que el chanchullo es el rey, hubieran prohibido eternamente la toma de conciencia por los obreros de la explotación patronal y de la opresión social.
Desde luego la multiplicidad de idiomas es indudablemente un hecho material y técnico, pero es sobre todo a los burgueses y a sus cohortes de plumíferos a los que irrita soberanamente; los internacionalistas modernos que somos nosotros y los trabajadores encorvados bajo las empresas negreras del capital no vacilarán en recordar que la primera huelga fue la de la torre de Babel. El obstáculo de los idiomas caerá con las demás infamias de la moderna Babel capitalista. Lo que el filisteo burgués encuentra ante todo bárbaro es que no todo el mundo comprenda a la primera palabra las órdenes del patrón.”. (El proletariado y Trieste, 1950). - “Todas estas lecciones serían útiles al movimiento de clase de los trabajadores si le llevaran a asimilar las directrices de su acción autónoma, a establecer que las clases dominantes hablan siempre de libertad, de independencia y de derecho nacional con fines de opresión social, y de que siempre se debe rechazar su invitación a colaborar, en los dos lados y en ambas lenguas. (…) La política proletaria en Trieste no puede ser otra que la fraternidad internacionalista entre trabajadores de lengua italiana o eslava, el rechazo a toda mueca racial o patriótica. (…)
Después de la desaparición de Austria, los trabajadores triestinos no se dejaron coger en la trampa de una oposición nacional. El partido comunista de Livorno asumió en Trieste la sección política, el periódico y la Cámara del Trabajo. Camaradas italianos y eslavos trabajaban allí en perfecto acuerdo. Los mismos artículos, traducidos por el buen Srebrnic, aparecían en las dos ediciones, italiana y eslovena. La generosa clase obrera de Trieste, igual que los trabajadores agrícolas del campo, vibraba de entusiasmo por la revolución de Lenin, y por idénticos motivos. Las maniobras de los Sforza y los Kardely deben provocar a los obreros y campesinos julianos el mismo asco.
Si ha habido división y si los trabajadores han hecho correr la sangre de sus hermanos por razones de odio nacional y a causa del juego político infame y política venal de los Estados burgueses, de los gobiernos de Estados de segunda fila que no hablan de nación más que para sacarla a subasta; esto debe ser una vergüenza imborrable para los traidores del comunismo. Es en estas franjas de encuentro entre pueblos, en estas zonas bilingües, donde el internacionalismo proletario debe dar pruebas de su valor, rechazando las banderas de todas las patrias a favor de la bandera roja, la única bandera de la revolución social.” (El proletariado y Trieste, 1950). - “En el corazón del S.XX no puede haber para Trieste más que un porvenir internacional, que no puede encontrarse útilmente en compromisos políticos y mercantiles de las fuerzas burguesas, sino únicamente en la revolución comunista europea, de la que los trabajadores de Trieste y de su territorio deberán volver a ser una de las secciones de asalto.(…)
Todo revolucionario comunista saluda al proletariado triestino a través de la dura sucesión de fases en las que los representantes de los peores capitalismos y de los nacionalismos militaristas más feroces se han instalado obscenamente y han celebrado sus orgías de crueldad, corrupción y explotación.
Extendidas sobre la restringida área tantas garras corvas y tantos aparatos de grosero colonialismo de alcahuete, ésta no encontrará vía de salida nacional por ningún lado, en cualquier lengua que se la invoque.
La solución no puede ser más que internacional: pero de la misma manera que ésta no puede venir de los roces y de los conflictos entre estados, tampoco vendrá de sus fornicamentos democráticos, ni de la sórdida unidad de la servidumbre europea.
No es una bandera nacional la que deseamos en la torre de San Giusto, sino el advenimiento de la dictadura proletaria europea que, entre un proletariado surgido de tales y tan dolorosas experiencias, no podrá dejar de encontrar, cuando finalmente haya llegado la hora, a los combatientes más decididos.” (Factores de raza y nación en la teoría marxista, 1953).
El enredo de “le Prolétaire”/”il Comunista”
Veremos unos cuantos extractos de los puntos de “le Prolétaire”/“il Comunista” de 1989 para compararlos con la teoría marxista y los textos fundamentales del Partido. Pero, antes, leamos la premisa para la republicación del texto en italiano en 2023, en la cual “il Comunista” es cada vez más explícito: “Y no cabe duda de que los proletarios del país oprimido ven a los proletarios del país opresor como cómplices de la burguesía extranjera que los oprime. Para demostrar que esta complicidad no existe, los proletarios del país opresor deben luchar contra su propia burguesía exigiendo que la población oprimida, incluidos sus proletarios, tengan la libertad de 'autodeterminarse'." [22] (“il Comunista”, nº179, 2023, pág. 3).
Siguiendo con los puntos de 1989 (republicados en 2023) que corregían los de 1982, tenemos lo siguiente:
“En el sentido de que sólo la dictadura proletaria podrá asegurar a los palestinos, si aún lo desean, el derecho a organizarse en un Estado independiente. Lo cual no excluye, sino que implica que el Partido se esforzará por propagar y apoyar la perspectiva opuesta, es decir, la de la libre unión de los proletarios de diferentes nacionalidades también en Oriente Medio en un Estado proletario lo más grande posible.” (“El Proletario”, nº31, pág.5; “il Comunista”, nº179, pág. 3, “le Prolétaire” nº550, pág. 5).
“(…) los proletarios judíos israelíes tendrán que apoyarse en el doble terreno de la lucha contra la discriminación de los proletarios árabes y palestinos en el trabajo y en la vida social (y por tanto contra el confesionalismo del Estado judío) y la defensa del derecho de todos los palestinos a formar su propio Estado independiente en la tierra de Palestina.” (“El Proletario”, nº31, pág.6; “il Comunista”, nº179, pág. 3, “le Prolétaire” nº550, pág. 6).
Según “le Prolétaire”/”il Comunista”, el proletariado judío israelí tiene que apoyar la creación de un Estado independiente propio (¡!) de todos (¡!) los palestinos en la tierra de Palestina (sin concretar extensión, se entiende que incluyendo el territorio ocupado por el actual Estado de Israel). Siempre según “le Prolétaire”/”il Comunista”, el Partido tendría que propagar la perspectiva contraria, pero, eso sí, la dictadura del proletariado (dirigida por el Partido, se entiende, tratándose de supuestos marxistas continuadores de la Izquierda) garantizará lo contrario de lo contrario, es decir, asegurará “a los palestinos (sic), si aún lo desean, el derecho a organizarse en un Estado independiente”.
Este galimatías, en pleno capitalismo, es el galimatías del oportunista que quiere nadar y guardar la ropa, simulando haber dejado atrás las posiciones del nacionalismo árabe palestino que todavía conserva.
La traición a las posiciones marxistas y de la Izquierda, la bestialidad que afirmaba el texto que “le Prolétaire”/”il Comunista” simularon enmendar con los puntos de 1989 (vueltos a republicar en 2023) consistía precisamente en dar vida al apoyo a la reivindicación burguesa de la sistematización estatal (la “autodeterminación”) fuera del marco histórico de la revolución democrática burguesa, antifeudal o anticolonial. Esta traición al marxismo es precisamente de lo que no se desdijo “le Prolétaire”/”il Comunista” en 1989 y mantiene todavía hoy. En definitiva, “le Prolétaire”/”il Comunista” chapotea en el mismo fango nacionalista y popular de entonces y de siempre.
Lo anterior se complementa bien hablando de “las chispas de conciencia de clase que la lucha del pueblo palestino ha provocado y sigue provocando”, calificando como “hermanos de clase «naturales» del proletariado palestino” a “los proletarios árabes de toda la región” en un mal disimulado nacionalismo árabe, y, al mismo tiempo que se admite que el salto al capitalismo ya es un hecho, se desliza para cuando sea necesario “(…) la persistencia de remanentes feudales, teocráticos y tribales que nunca han sido erradicados por completo.” (“El Proletario”, nº31, pág.6; “il Comunista”, nº179, pág. 3; “le Prolétaire” nº550, pág. 6).
El epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista” nos aclara su posición real
Hay cosas que “le Prolétaire”/”il Comunista” prefieren no publicar en italiano y en francés… sólo se publican más discretamente en castellano a través de su epígono en esa lengua, “el Proletario”. Es el caso del artículo titulado “El Comunista nueva edición nos habla de Palestina” y que, en la edición española, acompaña al anterior. Éste dirige su crítica a una toma de posición (cuya extensión es un A4 a doble cara) publicada y difundida por nuestro Partido el 22 de octubre de 2023, después del ataque de Hamás y cuando se iniciaba la ofensiva del Ejército israelí sobre la franja de Gaza. Nuestra hoja se puede encontrar en las páginas 2 y 3 del presente número de nuestra revista.
El epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista” es un poco más patoso que su versión francesa o itálica, como veremos, y deja más claro cuál es su posición real:
“es imprescindible tener en cuenta la fuerza histórica con que han contado las masas plebeyas de la región, arrancadas de sus tierras por la ocupación israelí y sometidas al control y la represión continua por parte de las naciones árabes vecinas, y un joven proletariado que se ha ido aglutinando tanto en los campos de refugiados de Líbano y Jordania como en Gaza y Cisjordania. El problema de la guerra entre Israel y Palestina (o entre Israel y Líbano, o entre Israel y cualquiera de los actores árabes involucrados en los conflictos regionales) ha tenido, durante largas décadas, el trasfondo de la lucha nacional-REVOLUCIONARIA palestina. (…) La liquidación AL MENOS TEMPORAL de esta lucha nacional-REVOLUCIONARIA y el hecho de que la independencia nacional palestina EN EL MOMENTO ACTUAL sea algo prácticamente irrealizable A MENOS QUE un brusco cambio en los lineamientos imperialistas de la región la impongan dentro de su lucha por el reparto del poder, no permite en ningún caso obviar ni la historia ya sucedida ni los fortísimos condicionantes que esta ha dejado y que atraviesan la situación actual.” (“El Proletario”, nº31, pág.10).
Las mayúsculas y negritas las hemos puesto nosotros para resaltar que el epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista” considera que la lucha palestina ha sido durante décadas nacional-revolucionaria. En “il Comunista” nº180 (versión italiana de la misma organización) del mismo mes de febrero de 2024, leemos: “La respuesta en el lado palestino, como sabemos, nunca ha tomado el camino de la revolución nacional-democrática, como en Argelia, por ejemplo” (“il Comunista” nº180, febrero 2024, pág. 9). ¿En qué quedamos? ¿Durante largas décadas ha habido una lucha nacional-revolucionaria palestina o nunca ha tomado el camino de la revolución nacional-democrática? ¿O cualquiera de los puntos intermedios y variantes que se pueden leer según el número de su revista que se coja o incluso según la página de la misma revista? ¿Hay alguna manera más oportunista de decir lo mismo y lo contrario en cada sitio y en cada lugar?
El nuevo curso en la cuestión nacional palestina
Lo que “le Prolétaire”/”il Comunista” quiere hacer pasar por la posición de siempre del Partido no es más que un cambio de rumbo del nuevo curso, iniciado a mediados de los años 70 del Partido, para convertirla en una posición nacionalista.
Este cambio de rumbo fue incontinentemente amplificado entre 1978 y 1982, con la publicación de El-Oumami caracterizado por las reivindicaciones nacional-democráticas en Argelia y nacionalistas palestinas y panarabistas, que en un ciclo corto pero muy destructivo debería poner en evidencia la pérdida completa de norte político proletario del nuevo curso y detonar la explosión de la dirección degenerada del partido, que se rompió en pedazos, llevándose por delante también en el proceso el cuerpo formal del organismo internacional.
Un ejemplo de este cambio de rumbo degenerado es el artículo de “Le Prolétaire”, nº363 de 1982 titulado “Remarques sur notre propagande concernant l’OLP dans la situation présente” (Observaciones sobre nuestra propaganda en relación con la OLP en la actual situación): “Para desarrollar una propaganda comunista eficaz en los trágicos acontecimientos de hoy, es esencial no partir de la crítica a la OLP, sino de la necesidad de una solidaridad instintiva con la resistencia de los combatientes y las masas expuestas en el Líbano. (...) debemos definir la actitud correcta y eficaz frente a la OLP.
Debemos tener cuidado de no dar a esta crítica un carácter programático general o abstracto, es decir, divorciado de las exigencias reales de la lucha sentida por los trabajadores. Por último, debemos evitar dar a la crítica, incluso a la más acertada desde el punto de vista de los cánones programáticos, un lugar desproporcionado en relación con las tareas primordiales y más urgentes, al menos inicialmente, de formular las necesidades de la lucha, las reivindicaciones, los métodos de respuesta y de lucha, e incluso de despertar nuevas necesidades a partir de los acontecimientos.
Es en la medida en que este trabajo esté bien hecho y cuando existe una auténtica camaradería en la lucha que se acepta mejor la crítica política” (“Le Prolétaire”, nº363 de 1982, pág. 2)[23].
En la misma página del mismo periódico, dentro del artículo “LIBAN-PALESTINE: Axes d'un soutien militant” (Líbano-Palestina: Ejes de un apoyo militante), se puede leer la peor combinación de Frente Único Político, “antiimperialismo”, espontaneísmo, seguidismo y nacionalismo; este tipo de comités era las “nuevas armas” finalmente “descubiertas” por el nuevo curso que había tomado la dirección del Partido para superar la “estrechez” de la intervención de los comunistas en la lucha económica de la clase obrera:
“Aunque presidimos la creación de este comité, no es una emanación de nuestro partido. De hecho, militantes de otras organizaciones participan junto a un pequeño grupo de militantes de nuestro partido y de trabajadores sin partido, unidos por una disciplina en relación con una base común de lucha, y que deben lograr superar las vacilaciones normales del principio para establecer una línea de acción coherente e inspiradora.
Los principios enunciados, en particular en una octavilla que convocaba a una reunión a la que asistieron 80 personas el sábado 19, son los de la "solidaridad obrera internacional antiimperialista" contra el "enemigo común", el imperialismo, "contra el Estado de Israel" y "las burguesías árabes". Estos principios no caen del cielo. Son el resultado de la necesidad de lucha que siente hoy, en particular, una franja nada desdeñable de proletarios inmigrantes.
Por eso los defendemos en este comité de Solidaridad Internacional Líbano-Palestina, pero también en los demás comités donde pueden intervenir nuestros militantes, en París y en las provincias.” (“Le Prolétaire”, nº363 de 1982, pág. 2)[24].
Pero el mérito no se lo puede llevar enteramente el Centro parisino que abandonó el Partido en 1982. El mayor honor de putrefacción nacionalista lo tienen sin discusión sus continuadores, la actual redacción de “le Prolétaire”, capaces de publicar en septiembre de 1983 (Le Prolétaire, nº374, 1983, pág. 7) un artículo titulado “Front Polisario dix ans de lutte contre l’ordre impérialiste regional” (Frente Polisario diez años de lucha contra el orden imperialista regional) o el artículo que termina con las consignas “A BAS L'ETAT SIONISTE D'ISRAEL ! PALESTINE VAINCRA !” (¡Abajo el Estado sionista de Israel!, ¡Palestina vencerá!), y tres números después, en mayo de 1984, el artículo titulado “Un objectif central: La destruction de l’État d’Israël” (Un objetivo central: la destrucción del estado de Israel). Ese “le Prolétaire” es el organismo con el que “il Comunista” (exCombat) se fusionó unos meses más tarde.
Hay que decir que actualmente, “le Prolétaire”/“il Comunista” no defienden tan explícitamente estas consignas: han mudado la piel. Los viejos compañeros en Italia tenían un dicho: “un marxista, una parola. Un oportunista, un vocabolario” (traducido significa: un marxista, una palabra. Un oportunista, un diccionario). Para “le Prolétaire”/ “il Comunista” se necesita un diccionario que además tenga en cuenta en el año en que se escribe y sea capaz de estar en varios años distintos simultáneamente, como hemos visto.
La posición del Partido respecto a Palestina
Para observar cómo la gradación de posiciones de “le Prolétaire”/“il Comunista” están en contradicción con lo anteriormente afirmado por el Partido en sus órganos, además de la sólida base teórica que hemos reproducido más arriba, podemos observar qué decían acerca de Palestina los órganos y grupos del Partido antes de la infiltración paulatina y posterior toma de control por parte del nuevo curso.
Así se expresaba el Partido en “le Prolétaire” (nº89, 1970), antes del nuevo curso, en el artículo “La Palestine, point de mire de la contre-révolution mondiale” (Palestina, punto de mira de la contrarrevolución mundial) [25]:
“Nunca hemos creído en "soluciones nacionales" en Vietnam, en Cuba, en Palestina, en todos esos lugares desheredados donde luchan rebeldes que no tienen ni la organización ni el armamento teórico del proletariado, explotados que ni siquiera están agrupados en la forma compacta de la única y verdadera clase revolucionaria. Nunca hemos alentado la menor ilusión sobre estos "caminos" engañosos propuestos por Moscú y, más generalmente, por el oportunismo de todos los países y de todos los tiempos. Pero el sacrificio de estas masas vanamente instigadas es una herida que permanecerá abierta hasta la revolución mundial de mañana. Más sobriamente, pero ciertamente con más feroz convicción que los entusiastas occidentales de estas luchas condenadas de antemano, gritamos: abajo las falsas consignas de "liberación nacional", fuera de las filas de los trabajadores los traidores que las propagan: ayer al servicio de los viejos imperialismos, hoy al servicio de todos los nuevos. Por la lucha de clases internacional, por la reconstrucción de nuestro partido, por la dictadura mundial del proletariado y ¡contra todas las "etapas intermedias", las "transiciones" que terminan en ríos de sangre!”.
En relación con Palestina, se puede leer en “le Prolétaire”, nº45 (1967), antes del nuevo curso, la hoja difundida en Argelia por los militantes del Partido Comunista Internacional con un claro planteamiento internacionalista, de confraternización en el frente:
“PROLETARIOS ÁRABES,
Precedida por la propaganda a favor del "derecho" del Estado de Israel a existir y por una campaña religiosa panárabe, la guerra en Oriente Medio preparada por el capitalismo imperialista y el nacionalismo árabe se ha hecho realidad.
En esta hora sangrienta, el Partido Comunista Internacional os hace un llamamiento para que mostréis vuestra hostilidad a la guerra y a las clases dominantes que la han diseñado. Al mismo tiempo, hacemos un llamamiento a los explotados israelíes para que, ellos también igual que vosotros, emprendan la lucha contra sus explotadores, los esbirros del imperialismo capitalista.
Proletarios, os recordamos que no tenéis patria porque hoy los trabajadores son explotados en todas partes del mundo. Vuestra patria no tiene fronteras, porque vuestra patria es el mundo entero.
En esta guerra no tenéis nada que ganar. Al contrario, las clases dominantes os utilizan para llevar a cabo su trabajo sucio, sus planes criminales.
Estamos al lado de las masas trabajadoras palestinas que las burguesías árabes han concentrado en miserables barrios de chabolas y que hoy forman una masa de maniobra dispuesta a ser traicionada en cuanto las cosas les vayan mal.
Estamos con los obreros israelíes a los que el capitalismo imperialista hace creer que están rodeados de masas árabes hostiles.
Estamos con los trabajadores árabes que ya han sufrido la dureza y la rapacidad de sus capitalistas bajo la bandera del socialismo nacional.
A vosotros, proletarios palestinos, israelíes y árabes, os decimos: confraternizad, arrojad las armas o, mejor aún, volvedlas contra vuestros explotadores.
Y a vosotros, proletarios de Europa y del mundo entero, os gritamos:
Apoyad nuestra lucha, desenmascarad los planes de agresión del imperialismo. Levantaos también contra el capitalismo.
Viva la lucha de clase de los trabajadores contra la guerra de la burguesía.
Viva la lucha por la revolución social.
PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL
GRUPO EN ARGELIA
Argel, 5 de junio de 1967”
La posición internacionalista en Israel y Palestina
En contra de lo que los herederos del nuevo curso revisionista de las posiciones de la Izquierda y del Partido afirman, la posición internacionalista para el proletariado palestino e israelí es la que defendía el Partido antes del nuevo curso.
El proletariado árabe y judío, junto con el del resto de nacionalidades que ha emigrado a trabajar en la zona, deben rechazar enfrentarse entre sí, organizándose conjuntamente tanto en el plano de la lucha inmediata como en el de la organización de Partido, rechazando cualquier división ni discriminación por razón de lengua u origen, rechazando cualquier identificación con la propia burguesía, rechazando ser financiados ni alinearse con cualquier bloque imperialista, cultivando en ese entorno la lucha inmediata contra la propia burguesía y las condiciones para la lucha para el derrocamiento revolucionario de todos los estados capitalistas de la zona sin distinción, integrando esa lucha en la lucha por la revolución comunista internacional a través del derrocamiento de los estados burgueses y de la dictadura del proletariado hacia una sociedad sin clases, ni propiedad privada, ni régimen mercantil ni trabajo asalariado.
A esto escuchamos replicar ya al epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista”:“todo ello se solucionaría si mágicamente el proletariado se levantase, no en un país, sino en todo el mundo, «como un solo hombre». Pero eso, dicho sin más, ¿es la perspectiva que asumen los marxistas revolucionarios?” (“El Proletario”, nº31, pág.10).
Para quien se extrañe de que una organización que se dice marxista revolucionaria se ponga las manos a la cabeza de que hayamos dicho que “Habrá solución a la situación en Palestina cuando la clase obrera árabe e israelí se levante como un solo hombre para abatir a sus respectivas burguesías que hoy les enfrentan unos con otros” (nuestra hoja de 22 de octubre de 2023), le aclaramos que es su manera un tanto demagógica de decir que es “muy difícil”. Es cierto que decíamos también en esa hoja que “esta tarea no la pueden asumir solos el proletariado palestino o el proletariado israelí, como tampoco el proletariado de ningún Estado aisladamente: “la emancipación de los trabajadores no es una tarea local ni nacional sino una tarea social e internacional." (Estatutos de la Internacional Comunista, II Congreso, 1920)” y que, por lo tanto, se entiende que no es inmediatamente realizable sino que tiene que ser nuestro objetivo y que para realizarse tiene que ser el resultado de una suma de fuerzas internacional. Pero esto sólo consigue sacar de quicio un poco más al epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista”, principalmente porque se le acaban las excusas y… porque tiene que desvelar que su objeción tiene otro trasfondo.
Si antes nos han aclarado que el hermano “natural” de clase del proletariado palestino no es el proletariado internacional sino sólo el proletariado árabe (excluyendo también al de origen judío y al procedente de tantas regiones como Tailandia, Etiopía, Sri Lanka, Moldavia, Malawi o Kenia que es explotado en el Estado israelí), ahora se identifica al proletariado israelí de la siguiente forma: “En el caso de Palestina, por ejemplo, el vínculo que relaciona al proletariado israelí con su burguesía, se alimenta precisamente del beneficio que este proletariado obtiene de apoyar la colonización de las tierras palestinas y la opresión de las masas y los proletarios árabes tanto dentro como fuera del Estado de Israel.” (“El Proletario”, nº31, pág.10).
El actual “le Prolétaire”/”il Comunista” sólo ve una parte del círculo vicioso, la que le interesa. En realidad, para ellos el proletariado israelí es culpable y sólo se redimirá cuando el Estado israelí desaparezca y en su lugar haya un Estado palestino.
Según “le Prolétaire”/”il Comunista” defender la consigna internacionalista consecuente en Palestina e Israel es pretender algo “mágico”. Siempre según “le Prolétaire”/”il Comunista”, es mucho mejor seguir alimentando la reivindicación de un Estado-nación palestino, administrando droga nacionalista al proletariado palestino (mientras se proclama no estar haciéndolo), seguir considerando al proletariado israelí como una unidad eterna con su burguesía. Es decir, seguir reproduciendo la situación actual.
Por el contrario, antes de la infiltración paulatina y posterior deriva revisionista abierta del nuevo curso, el periódico del Partido “le Prolétaire” afirmaba en su nº109, de 1971, en un artículo titulado “Israël: Des fissures dans le bloc des classes” (Israel: fisuras dentro del bloque de clases):
“Del mismo modo que los regímenes árabes hacen del Estado de Israel el chivo expiatorio de las frustraciones de las poblaciones miserables a las que hacen soportar la pesada carga de sujeto a los imperialismos en el poder, la clase dirigente del joven Estado israelí siempre ha blandido el espectro del invasor árabe como válvula de escape para el rencor de un proletariado que, desde su nacimiento, ha estado sometido a la disciplina implacable del capitalismo moderno.
A ambos lados del Sinaí, los llamamientos a la venganza y a la defensa de la Patria sirvieron a los guardianes del orden establecido para aplacar la furia de los explotados.” (“le Prolétaire”, nº109, 1971, pág. 2).
Es este el círculo vicioso que hay que romper y no lo va a hacer la reivindicación falaz de un Estado nación que establezca para unos o para otros la totalidad del territorio.
Queremos ver derrocado al Estado israelí pero no por una guerra nacional que inevitablemente empujará a un bloque entre las clases sino por una revolución comunista que rompa esta unión sagrada y vea al proletariado israelí derrocar a su propia burguesía con el apoyo del proletariado internacional. Queremos ver derrocados todos y cada uno de los Estados árabes existentes o por existir, no por efecto de una guerra imperialista entre ellos o con otras potencias sino producto de la lucha de clase del proletariado de estos Estados e internacional. Y lo mismo queremos para el resto de Estados del mundo. De hecho, estamos convencidos de que no escaparán a este destino.
El derrotismo revolucionario
Hay otra parte de la hoja que altera las constantes vitales del epígono en castellano de “le Prolétaire”/“il Comunista” y no le deja dormir, la que dice así:
“Sin renunciar en ningún momento a transformar la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria durante su desarrollo o a desencadenarla a continuación de ésta, será posible reaccionar al propio estallido de la guerra imperialista declarando la huelga general revolucionaria sólo si previamente se ha desarrollado una extensa red de solidaridad y de lucha en el plano sindical, fuera de los tentáculos del Estado, en la cual haya ganado una influencia decisiva el Partido Comunista Internacional.“ (nuestra hoja de 22 de octubre de 2023).
Precisamente porque no sucederá mágicamente que el proletariado de ningún país se levante como un solo hombre contra la guerra, es necesario preparar las condiciones para que esto suceda. Si no se consigue, tenemos que trabajar para intentar transformar la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria. Si no lo conseguimos, tenemos que trabajar para intentar desencadenar el asalto revolucionario a continuación de la guerra. En ninguno de los tres escenarios la posibilidad de realización de esta táctica depende exclusivamente de la voluntad del Partido, se requieren una serie de condiciones objetivas. En cada uno de los tres escenarios, la posibilidad de realización de esta táctica depende también de la intervención del Partido y de la preparación que se haya hecho en el periodo anterior. Creemos que es sencillo de entender.
Pero el epígono en castellano de “le Prolétaire”/“il Comunista” estalla (la parte que han sustituido por […], en nuestra hoja dice “fuera de los tentáculos del Estado”):
“De acuerdo con esta afirmación, la tarea del Partido Comunista es declarar la «huelga general revolucionaria», ese gran mito anarquista y sindicalista con el que estas corrientes han escamoteado históricamente la necesidad de la lucha política revolucionaria, para lo cual previamente debe desarrollarse una «extensa red de solidaridad y lucha en el plano sindical […] en la cual haya ganado una influencia decisiva el Partido Comunista Internacional».
Difícil reunir en una sola frase más afirmaciones ajenas al marxismo. La huelga general revolucionaria no es el fin por el que lucha el partido, no es ni siquiera el método de acción a través del cual se llevará a cabo, llegado el momento, la movilización en una guerra imperialista. Y la tarea del Partido no puede estar, ni mucho menos, supeditada a este objetivo. (…)
El Comunista representa, esencialmente, una desviación sindicalista del marxismo. Lo representaba cuando, en 1980, sus miembros se desgajaron del tronco del Partido, cuando negaban la necesidad de un partido estructurado más allá del terreno de intervención inmediata en las luchas proletarias, y lo representan hoy, cuando cifran la lucha contra la guerra imperialista en la existencia de esa «red de solidaridad y lucha» que debería estar influenciada por el Partido.” (El Proletario, nº31).
Tendremos que ir por partes. Empezando por el final, no es en 1980 sino en enero de 1982 y no nos “desgajamos del tronco del Partido” genéricamente, sino que nos negamos a participar en la liquidación de la línea política de la Izquierda y rompimos con el centro degenerado de una organización formal para mantenernos en línea con el Partido histórico, sin renunciar a mantener y dar continuidad al Partido formal como indican nuestras tesis y textos fundamentales. Por ello proseguimos desde mayo de 1983 con la publicación de “El Comunista” (nueva edición) como órgano del Partido Comunista Internacional, y seguimos organizados a nivel internacional con otros compañeros que se habían opuesto al nuevo curso, de lo cual ha resultado – proceso no exento de vicisitudes sobre las que volveremos en otro lugar – una continuidad organizativa hasta el día de hoy que todavía mantiene a compañeros organizados en España, Italia, Venezuela y Chile. Y de ninguna manera negamos entonces ni hemos negado nunca la necesidad de un Partido estructurado, cosa que sólo un mentiroso puede afirmar.
En cualquier caso, es chocante la facilidad con la que “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat) olvida su propia historia al hacer estas afirmaciones. “Se desgajaron del tronco del Partido…”. Suena definitivo e inapelable, ¿no?
La realidad es que es “il Comunista” quien no sólo salió formalmente del Partido (o más bien de lo que quedaba de su envoltorio formal cuya previa destrucción interna había corrido a su cargo) en 1984, sino que legalizó y publicó “Combat” que ni siquiera se consideraba una revista del Partido, publicando también “il Comunista” (primera serie) que tampoco se consideraba un periódico del Partido. Si hacen un poco de memoria, recordarán haber salido también temporalmente en 1974 con la salida de la corriente trotskista después del intento infructuoso de desplazar a B.M. por parte de F. con el apoyo de varios “notables” del Partido. Independientemente de los juegos de trilero que intenten a posteriori, no sólo salieron de una organización formal específica, sino que renunciaron a su existencia como revista de Partido y a la existencia misma del Partido formal, aunque luego se lo “repensaran”.
“Le Prolétaire” por su lado siguió “a flote”, al modo en que un tapón de corcho flota en el mar, prosiguiendo la profundización de las posiciones revisionistas del nuevo curso del centro parisino que les había dejado huérfanos de dirección. El cambio de “le Prolétaire” de relacionarse con “il programma Comunista” a relacionarse con “il Comunista” (ex-Combat) no se justifica políticamente más allá de que se habían sentido “abandonados a su suerte” (il Comunista, nº175). A esta balsa sin rumbo se agarró “il Comunista” para recuperar su denominación de revista del Partido en 1985.
Pero volvamos a la consigna de nuestra hoja relativa a preparar la posibilidad de responder a la guerra imperialista con la huelga general revolucionaria. Lo primero que hay que constatar es que, en su fantasía infantil, “le Prolétaire”/”il Comunista” cree que seremos capaces de oponernos insurreccionalmente a la guerra mientras el conjunto de la clase obrera sigue trabajando como si nada…
Por lo demás, la huelga no es propiedad exclusiva del anarquismo, ni la huelga general, ni la huelga general revolucionaria. Lo que es propio de algunas corrientes del anarquismo es considerar que con una huelga general expropiadora – realizada además sin una dirección de Partido – se resolverán las cuestiones sociales y no será necesaria la dictadura del proletariado.
Pero que, ante el estallido de la guerra, el Partido Comunista (si está en condiciones de hacerlo) no deba llamar a la huelga general y, además, revolucionaria en el sentido del choque directo contra el Estado burgués para derrocarlo, es una aberración que sólo el nuevo curso de “le Prolétaire”/”il Comunista” puede verbalizar.
Otra cosa es si estamos en condiciones de llevar adelante esta táctica hoy, si tenemos las fuerzas para hacerlo y qué tenemos que hacer para tenerlas. No desvelamos ningún secreto a la burguesía si afirmamos serenamente que no estamos en condiciones hoy de aplicar esta táctica. No por ello renunciaremos a defender la necesidad de la táctica del derrotismo revolucionario, para la que nos tenemos que preparar y cuyas condiciones tenemos la responsabilidad de ayudar a preparar. Pues bien, ¿qué dicen los textos de Partido que es necesario para poder llevar adelante esta táctica?
“5. En las varias fases de la trayectoria burguesa (revolucionaria, reformista, contrarrevolucionaria), la dinámica de la acción sindical sufrió profundos cambios (interdicción, tolerancia, sumisión); pero esto no quita que sea orgánicamente indispensable tener entre la masa de los proletarios y la minoría encuadrada en el partido otro estrato de organizaciones que sean políticamente neutras por principio, pero constitucionalmente accesibles sólo a los obreros, y que organismos de este género deben resurgir en la fase en que la revolución se avecina.” (Teoría y acción en la doctrina marxista, 1951).
“8.- Por encima del problema contingente de la participación – o de la no participación – del partido comunista revolucionario al trabajo en determinados tipos de sindicatos de un país dado, los elementos de la cuestión resumida hasta aquí conducen a la conclusión de que en toda perspectiva de todo movimiento revolucionario general no pueden no estar presentes estos factores fundamentales: 1) un amplio y numeroso proletariado de asalariados puros, 2) un gran movimiento de asociaciones con contenido económico que abrace una parte imponente del proletariado; 3) un fuerte partido de clase, revolucionario, en el que milite una minoría de los trabajadores, pero al cual el desarrollo de la lucha haya permitido contraponer válida y extensamente su influencia en el movimiento sindical a la de la clase y del poder burgués.“ (Teoría y acción en la doctrina marxista, Partido revolucionario y acción económica, 1951).
“7.- El partido no adopta jamás el método de formar organizaciones económicas parciales que comprenden sólo a trabajadores que aceptan los principios y la dirección del partido comunista. Pero el partido reconoce sin reservas que no sólo la situación que precede a la lucha insurreccional, sino también toda fase de marcado incremento de la influencia del partido entre las masas, no puede delinearse sin que se extienda entre el partido y la clase un estrato de organizaciones con objetivos económicos inmediatos y con alta participación numérica, en el seno de las cuales exista una red que emane del partido (núcleos, grupos y fracción comunista sindical). Es tarea del partido, en los períodos desfavorables y de pasividad de la clase proletaria, prever las formas y alentar la aparición de las organizaciones con objetivos económicos para la lucha inmediata, las cuales podrán incluso asumir aspectos totalmente nuevos en el futuro, después de los tipos bien conocidos de corporación, sindicato de industria, consejo de empresa, etc. El partido alienta siempre las formas de organización que facilitan el contacto y la acción común entre los trabajadores de diversas localidades y de distintas profesiones, rechazando las formas cerradas. (…)
11.- El partido no oculta que en fases de reanudación no se reforzará de manera autónoma, si no surge una forma de asociacionismo económico sindical de masas. (…). ” (Tesis características, 1951).
Estos dos textos conformaron las bases de adhesión al Partido en 1951-52, en coherencia con la línea precedente de la Izquierda Comunista. Estos dos textos son la base teórica del Partido sobre la que se basa nuestra afirmación: “sólo si previamente se ha desarrollado una extensa red de solidaridad y de lucha en el plano sindical, fuera de los tentáculos del Estado, en la cual haya ganado una influencia decisiva el Partido Comunista Internacional”.
Nos reiteramos completamente en lo escrito en la hoja y no sólo no consideramos que sea una desviación “sindicalista” sino que afirmamos rotundamente que es la posición de siempre de la Izquierda Comunista y del Partido Comunista Internacional.
Afirmamos también que es la posición que el nuevo curso (del cual formó parte y es heredero “le Prolétaire”/”il Comunista”) trató de destruir en el interior del Partido para sustituirla por su “ampliación de visión” y el “descubrimiento” de las “nuevas armas” consistentes en la intervención en organismos abiertos interclasistas y el “contacto con los movimientos sociales”, que es lo que significa en su boca “lucha política”.
Alentar la red sindical no integrada en el Estado y combatir el parlamentarismo
El epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista” tampoco entiende el siguiente párrafo de nuestra hoja:
“Esto no sucederá si no hemos combatido la influencia organizativa e ideológica que ejerce la burguesía a través del sindicalismo integrado en el Estado y a través del parlamentarismo, si no hemos arrancado la mala hierba - palmo a palmo si es necesario - para poder sembrar y echar raíces. Por lo tanto, es una responsabilidad para cualquiera que comprenda la necesidad del derrotismo revolucionario (no sólo como figura retórica) trabajar para preparar las premisas materiales para que esta consigna pueda ser puesta en acción.” (nuestra hoja de 22 de octubre de 2023).
“El Proletario” se pregunta: “Es decir, que el derrotismo revolucionario parte de la lucha contra el sindicalismo integrado en el Estado y el parlamentarismo.” (El Proletario, nº31).
Con las citas anteriores debería tener bastante para atar cabos, pero los mismos textos desarrollan con mayor detalle el control que se realiza a través del aprisionamiento de la red sindical integrada en el Estado, del siguiente modo:
“También allí donde, después de la segunda guerra mundial, según la formulación política corriente, el totalitarismo capitalista parece haber sido substituido por el liberalismo democrático, la dinámica sindical continúa desarrollándose ininterrumpidamente en el pleno sentido del control estatal y de la inserción en los organismos administrativos oficiales. El fascismo, realizador dialéctico de las viejas instancias reformistas, ha llevado a cabo la del reconocimiento jurídico del sindicato, de modo que el mismo pudiera ser el titular de los convenios colectivos con el patronato, hasta el efectivo aprisionamiento de toda la organización sindical en las articulaciones del poder burgués de clase.
Este resultado es fundamental para la defensa y la conservación del régimen capitalista, precisamente porque la influencia y el empleo de las organizaciones asociacionistas sindicales son un ESTADIO INDISPENSABLE para todo movimiento revolucionario dirigido por el partido comunista.” (Partido revolucionario y acción económica, 1951).
También pueden intentar entender la relación que existe entre la existencia de una red de solidaridad y de lucha inmediata en la que el partido pueda extender su influencia con la posibilidad de una lucha revolucionaria, leyendo a Marx:
“A veces los obreros triunfan; pero es un triunfo efímero. El verdadero resultado de sus luchas no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más extensa de los obreros. (…) Esta organización del proletariado en clase y, por tanto, en partido político, vuelve sin cesar a ser socavada por la competencia entre los propios obreros. Pero resurge, y siempre más fuerte, más firme, más potente.” (Manifiesto del Partido Comunista, 1848).
“(...) ¿quiere esto decir que la clase obrera deba renunciar a defenderse contra las usurpaciones del capital y cejar en sus esfuerzos para aprovechar todas las posibilidades que se le ofrezcan para mejorar temporalmente su situación? Si lo hiciese, veríase degradada en una masa uniforme de seres humanos desgraciados y quebrantados, sin salvación posible. (…) Si en sus conflictos diarios con el capital cediesen cobardemente, se descalificarían sin duda para emprender movimientos de mayor envergadura.” (Salario, precio y ganancia, 1865, K. Marx).
En cuanto al parlamentarismo, aunque podríamos extendernos mucho más en el argumento, valga esta cita de las Tesis del Partido para mostrar su papel de control:
“6.- Abandonando pedantes "distinciones", nos podemos preguntar en qué situación objetiva versa la sociedad actual. Ciertamente, la respuesta es la peor posible, y que gran parte del proletariado, más que estar aplastado por la burguesía, está controlado por partidos que trabajan al servicio de ésta e impiden al proletariado mismo todo movimiento clasista revolucionario, de modo que no se puede anticipar cuánto tiempo pueda transcurrir hasta que, a esta situación muerta y amorfa, no le suceda de nuevo la que otras veces definíamos "polarización" o "ionización" de las moléculas sociales, que preceda a la explosión del gran antagonismo de clase.” (Consideraciones sobre la actividad orgánica del partido cuando la situación es históricamente desfavorable, 1965).
En cualquier caso, nosotros no sólo no hemos reivindicado que la lucha inmediata proletaria tenga que limitarse al plano “laboral”, sino que hemos desarrollado esta lucha inmediata en el marco de la lucha por la vivienda en las reconversiones de los barrios de chabolas obreros de las ciudades del Estado español, en los movimientos de los parados o contra los cortes de suministros, los desabastecimientos y acaparamientos así como los diversos ataques contra las condiciones de vida de la clase obrera en Venezuela. El Partido ha intervenido e interviene con posicionamientos sobre todas las cuestiones que afectan a la clase obrera y al desarrollo del mundo capitalista. Lo que el Partido ha rechazado siempre y seguiremos rechazando es el desarrollo interclasista de esta lucha, de frentes únicos políticos con otros grupos, en órganos y comités interclasistas como los que el nuevo curso de ayer y de hoy nos quiere meter:
“4.- El partido comunista desarrolla un intenso trabajo interno de estudio y de crítica, íntimamente ligado a la exigencia de la acción y a la experiencia histórica; ocupándose activamente de organizar dicho trabajo sobre bases internacionales. Hacia afuera de él desarrolla, en cada circunstancia y con todos los medios posibles, la labor de propaganda de las conclusiones de la propia experiencia crítica y de oposición a las escuelas y partidos adversarios. Sobre todo, el partido desarrolla su actividad de propaganda y de atracción entre las masas proletarias, especialmente en las circunstancias en las que éstas se ponen en movimiento para reaccionar contra las condiciones que el capitalismo les ha creado, y en el seno de los organismos que los proletarios forman para proteger sus intereses inmediatos.
5.- Los comunistas penetran, pues, en las cooperativas proletarias, en los sindicatos, en los consejos de empresa, constituyendo en ellos grupos de obreros comunistas; procurando conquistar allí la mayoría y los cargos directivos, para obtener que la masa de proletarios encuadrada en tales asociaciones subordine su propia acción a las más altas finalidades políticas y revolucionarias de la lucha por el comunismo.
6.- El partido comunista, por el contrario, se mantiene fuera de todas las instituciones y asociaciones en las cuales proletarios y burgueses participan con el mismo título o, peor aún, cuya dirección y patrocinio pertenece a los burgueses (sociedades de socorros mutuos, de beneficencia, escuelas de cultura, universidades populares, asociaciones masónicas, etc.) y procura apartar a los proletarios de las mismas, combatiendo su acción y su influencia.” (Tesis de la Fracción Comunista Abstencionista, 1920).
Pero que no limitemos al marco laboral la lucha inmediata proletaria y nuestra intervención en la misma, no significa que podamos olvidar la influencia y capacidad de atracción que tienen los organismos interclasistas que hacen de cada otro ámbito inmediato que afecta al proletariado y a otras clases su ámbito concreto de influencia interclasista. Por esto, a algunos les encanta hacer de estos ámbitos inmediatos el ámbito preferente y principal, rumiando sobre la estrechez de la acción sindical, “ampliando su visión” hacia el “descubrimiento” de ”terrenos prácticos” y “nuevas armas”. Porque estos otros ámbitos tienen que desarrollarse hoy necesariamente en el plano interclasista, a falta de un polo de clase representado por un Partido Comunista que haya desarrollado una influencia en una red de lucha con objetivos económicos inmediatos fuera del control del Estado burgués.
Los comunistas podremos intervenir con fuerza y dirigir una reivindicación proletaria en todos sus ámbitos, que rechace y excluya de un modo efectivo la influencia de las redes interclasistas ya existentes, si previamente hemos enraizado sólidamente y con fuerza en un ámbito en el que el conflicto se pone entre clase asalariada y burguesía en el plano sindical.
Por esto, las Tesis del Partido hacen una cuestión primordial y primaria de la intervención en la lucha sindical para desarrollar la red de lucha sindical fuera del control del Estado burgués y conquistar una influencia en la misma por parte del Partido, además de considerarla una condición sine qua non para la reanudación revolucionaria. Y por esto consideramos que el aprisionamiento de la red sindical en el Estado es un “resultado fundamental para la defensa y la conservación del régimen capitalista, precisamente porque la influencia y el empleo de las organizaciones asociacionistas sindicales son un estadio indispensable para todo movimiento revolucionario dirigido por el partido comunista.” (Partido revolucionario y acción económica, 1951).
Por lo tanto, la consigna de la reorganización del sindicato de clase fuera de los tentáculos del Estado burgués es CENTRAL e IRRENUNCIABLE. Dicho esto, hemos utilizado con plena conciencia antes la fórmula “extensa red de solidaridad y de lucha en el plano sindical” para evitar el automatismo estereotipado que años de integración sindical de los grandes aparatos evoca en algunos y porque la forma o el nombre que adopte esta red no es lo primordial mientras el contenido sea el establecido por las Tesis del Partido.
Remachemos el clavo una vez más: “el partido reconoce sin reservas que no sólo la situación que precede a la lucha insurreccional, sino también toda fase de marcado incremento de la influencia del partido entre las masas, no puede delinearse sin que se extienda entre el partido y la clase un estrato de organizaciones con objetivos económicos inmediatos y con alta participación numérica, en el seno de las cuales exista una red que emane del partido (núcleos, grupos y fracción comunista sindical). Es tarea del partido, en los períodos desfavorables y de pasividad de la clase proletaria, prever las formas y alentar la aparición de las organizaciones con objetivos económicos para la lucha inmediata.” (Tesis características, 1951).
Quién, presentándose como continuador del Partido, ante este taxativo planteamiento de los textos fundamentales y ante la evidente atrofia y el control sofocante que sufre la clase obrera en el campo de la lucha sindical, sigue farfullando “…desviación sindicalista…” cada vez que oye un llamado a realizar un trabajo serio y sistemático en esta dirección, es un demagogo empedernido y un enfermo patológico del nuevo curso.
Dos tareas del Partido, ¿serán las “únicas”?
En este posicionamiento nuestro (una hoja de DIN A4 a doble cara), decíamos también: “Una tarea fundamental es reintroducir en el seno de la clase obrera el marxismo integral, el marxismo sin adulteraciones, revisiones ni actualizaciones, sin debates ociosos ni especulaciones dubitativas que sólo mellan su filo revolucionario: «sin teoría revolucionaria, no puede haber movimiento revolucionario» (Lenin, ¿Qué hacer?, 1902). El marxismo es para el proletariado un instrumento de trabajo y un arma de combate: «en el apogeo de la batalla no se abandona, para «repararlos», ni el instrumento ni el arma, sino que se vence en tiempos de paz y de guerra blandiendo desde el inicio utensilios y armas buenos.» (La invariancia histórica del marxismo, 1952).
Otra tarea fundamental es romper la camisa de fuerza del sindicalismo integrado, organizar el sindicato de clase.”.
Aquí es donde el epígono de “le Prolétaire”/“il Comunista” concluye: “Dos tareas, por lo tanto, para El Comunista. Una, la «teórica», que consiste en reintroducir entre el proletariado el «marxismo integral». Otra, la «práctica», construir el sindicato.” (El Proletario, nº31). Y aquí es también donde tenemos que hacer un intermedio.
Como hacía Bujarin con la Izquierda, “le Prolétaire”/“il Comunista” teje una camisa ficticia que nos encasqueta y luego se desgañitan, braman y chillan contra esa camisa construida por ellos mismos y nos intenta colgar el consabido sambenito de “sindicalistas y genéricamente teoricistas”.
El objetivo de esta hoja era 1) proporcionar un análisis somero de los cambios impuestos por el desarrollo de las fuerzas productivas en la área y en el mundo capitalista que conforman los procesos necesarios en la intersección de los cuales se desencadena la secuencia de hechos actual, procesos necesarios que se mueven en un ámbito distinto respecto a 1967 e incluso a 2009; 2) plantear un posicionamiento comunista internacionalista; 3) plantear una línea de actuación de los comunistas en el mundo como primer paso para poder tener una capacidad de influencia no negligible en los acontecimientos del mundo capitalista. Esta hoja no tenía como objetivo plantear el conjunto de actividades del Partido entre el momento actual y la dictadura del proletariado, ni siquiera agotar el conjunto de actividades del Partido en el momento actual.
Hay que decir que es hasta divertido leer al epígono de “le Prolétaire”/”il Comunista” en sus críticas porque, después de desgañitarse sobre cómo supuestamente reducimos la actividad del Partido a solamente dos tareas, dejándonos tantas otras cosas en el tintero, es incapaz de enunciar claramente ni siquiera una de estas cosas tan fundamentales de su grandilocuente “lucha política” que no tenemos en cuenta.
La actividad del Partido
Los puntos fundamentales de la actividad del Partido, como se recuerda en cada reunión general y como aparece publicado reiteradamente en la prensa del Partido, vienen enunciados en las Tesis de Lyon de 1926, recordémoslos una vez más.
“La actividad del partido no puede ni debe limitarse sólo a la conservación de la pureza de los principios teóricos y de la pureza del complejo organizativo, o bien sólo al logro a toda costa de éxitos inmediatos y de popularidad numérica. Ella debe englobar siempre y en todas las situaciones los tres puntos siguientes:
a) la defensa y precisión, en relación con los nuevos grupos de hechos que se presentan, de los postulados, programáticos fundamentales, o sea, de la conciencia teórica del movimiento de la clase obrera;
b) el aseguramiento de la continuidad del complejo organizativo del partido y de su eficiencia, y su defensa contra las infecciones de influencias extrañas y opuestas al interés revolucionario del proletariado;
c) la participación activa en todas las luchas de la clase obrera, incluso en las suscitadas por intereses parciales y limitados, para alentar su desarrollo, pero aportándoles constantemente el factor del enlace con los objetivos revolucionarios finales y presentando las conquistas de la lucha de clase como vías de acceso a las indispensables luchas futuras, denunciando el peligro de acomodarse con las realizaciones parciales, consideradas como puntos de arribo, y de sacrificarles las condiciones de la actividad y combatividad clasista del proletariado, tales como la autonomía e independencia de su ideología y de sus organizaciones, en el primer rango de las cuales está el partido.
El objetivo supremo de esta compleja actividad del Partido es preparar las condiciones subjetivas de la preparación del proletariado para ponerlo en condiciones de aprovechar las posibilidades revolucionarias objetivas que presentará la historia, en cuanto éstas se manifiesten, de manera que salga vencedor de la lucha, y no vencido.”
El Partido persevera en la continuación de esta actividad como un mecanismo unitario, distribuyendo tareas y funciones entre sus miembros en función de sus posibilidades y aptitudes, considerando a todos sus adherentes como instrumentos u operadores de una conciencia y una voluntad colectivas para la puesta en acción de una táctica ligada a la doctrina y al programa que se desarrolla dentro de límites bien determinados y conocidos por el conjunto de militantes, cultivando una verdadera centralización y unidad en su acción y organización.
En la ejecución de esta actividad se realizan reuniones frecuentes en cada sección territorial y también reuniones generales y regionales, de carácter internacional, que son de estudio y de organización, se garantiza la comunicación entre los distintos grupos de compañeros para un mayor aprovechamiento colectivo de todas las aportaciones, se lleva a cabo la clarificación y correcto enfoque de los acontecimientos y de la intervención del Partido en los mismos a través del estudio colectivo de los textos fundamentales, se lleva adelante el estudio del curso del capitalismo sobre la base de la teoría marxista demostrando la validez de su planteamiento científico en los hechos del desarrollo económico, se prepara, traduce y publica la revista del Partido a diversas lenguas, así como se lleva a cabo la intervención de los militantes en las luchas de la clase obrera, sacando las lecciones de las mismas, fuera del circo electoral y del chismorreo parlamentario.
Qué significa reintroducir en el seno de la clase obrera el marxismo integral
Ahora tenemos que escuchar clamar contra el “adoctrinamiento de tipo intelectual («introducir la teoría» en sus palabras) de la clase proletaria.” (El Proletario, nº31).
Hay militantes fuera de nuestra organización que se encuentran hoy sobre posiciones espontaneístas, que quizás mañana sean incluso muy buenos compañeros si el desarrollo histórico confirma nuestra posición y les permite superar sus reticencias actuales, que están sinceramente convencidos de que es un error hablar de “introducir la teoría”. Pero que “le Prolétaire”/”il Comunista” o cualquiera que se reclame continuador del Partido Comunista Internacional tenga remilgos con la frase “Una tarea fundamental es reintroducir en el seno de la clase obrera el marxismo integral” (nuestra hoja de 22 de octubre de 2023) es absurdamente ridículo y un muy buen ejemplo de la demagogia que están dispuestos a desplegar. ¿Será posible que no hayan leído la cita sobre la que Lenin apoya su punto en el ¿Qué hacer?, cita reproducida también, entre otros, en “El Graznido de la Praxis” (1953)?
“(…) es del cerebro de algunos miembros de este sector de donde ha surgido el socialismo moderno, y han sido ellos quienes lo han transmitido a los proletarios destacados por su desarrollo intelectual, los cuales lo introducen luego en la lucha de clase del proletariado, allí donde las condiciones lo permiten. De modo que la conciencia socialista es algo introducido desde fuera (von aussen Hineingetragenes) en la lucha de clase del proletariado, y no algo que ha surgido espontáneamente (urwüchsig) dentro de ella. De acuerdo con esto, ya el viejo programa de Heinfeld decía, con toda razón, que es tarea de la socialdemocracia introducir en el proletariado la conciencia (literalmente: llenar al proletariado de ella) de su situación y de su misión” (Lenin, ¿Qué Hacer?, 1902).
Por lo demás, “le Prolétaire”/”il Comunista” oye hablar de reintroducir la teoría y piensa en “adoctrinamiento de tipo intelectual”. No conciben otro camino porque no conocen otro ni saben hacerlo de otra manera. Pero este es su problema, no el nuestro.
Luego, tenemos que escuchar preguntas retóricas como las siguientes: “Únicamente son necesarias la doctrina marxista (¿cómo se introducirá en la clase? ¿cómo se extenderá? Quién sabe…) y sindicatos” (El Proletario, nº31). No estamos seguros de si “le Prolétaire”/”il Comunista” quería convencer al público de que tienen un problema de comprensión lectora o querían demostrar a todos que no tienen límites en su demagogia.
Tal y como decíamos en la toma de posición que nos ocupa: “Ambas tareas tienen que realizarse simultáneamente, alimentando una a la otra, organizando la lucha inmediata tejiendo la red del sindicato de clase no integrado en el Estado e introduciendo en las experiencias de esas luchas el marxismo, haciendo que una parte de los trabajadores que han emprendido esas luchas se eleve al nivel de la teoría revolucionaria, pasando a ser militantes comunistas.” (nuestra hoja de 22-10-23).
Las “dos tareas” que perturban al epígono en castellano de “le Prolétaire”/”il Comunista” (exCombat) se pueden leer en el capítulo III de las Tesis de Roma de 1922, cuyo título es “III - Relaciones entre el partido comunista y la clase proletaria”.
“12.- La obra de propaganda ideológica y de proselitismo para su milicia, que el partido realiza constantemente, es inseparable pues de la acción real y de todo desarrollo del movimiento proletario. (…)
13.- (…) Participando en primera línea en las acciones de los órganos económicos de los que forman parte, estos grupos [del Partido] atraen hacia sí, y por lo tanto hacia las filas del partido, a los elementos que en el desarrollo de la acción han madurado para ello. (…) De esta forma se realiza todo un trabajo que es de conquista y de organización, que no se limita al trabajo de propaganda y de proselitismo, y de campañas electorales internas en las asambleas proletarias, sino que se desarrolla sobre todo en el calor de la lucha y de la acción, ayudando a los trabajadores a extraer las experiencias más útiles.” (Tesis sobre la táctica del Partido Comunista, de Roma, 1922).
Para esta tarea combinada se requiere el órgano Partido, cuyos militantes llevan a cabo el estudio (individual y colectivo), la preparación de los análisis sobre el desarrollo de la economía y de los choques imperialistas, de las herramientas de propaganda política, la publicación de la revista y de las hojas con los posicionamientos sobre diferentes sucesos. Esto hace posible que, en la intervención de este Partido en la lucha inmediata, se enlace a cada oportunidad la situación con el objetivo final de la revolución comunista. Al mismo tiempo que se contribuye a conformar una red sindical no integrada en el Estado combatiendo la mala hierba del sindicalismo integrado, al mismo tiempo que se coordina y dirige la lucha de grupos combativos de la clase obrera en un terreno real, se organizan presentaciones políticas, históricas y programáticas así como lecturas colectivas de textos del marxismo entre contactos y simpatizantes que están viviendo la lucha contra la clase patronal, se lleva la defensa del marxismo integral en las asambleas y piquetes, se denuncia el papel de los distintos órganos del Estado burgués (sistema educativo, juzgados, sindicalismo integrado, policía, inspección, etc.) que es más rápidamente captado con la ayuda de los ejemplos vividos en directo, se difunden los análisis del curso del imperialismo, de la economía y de sus reflejos en los choques entre potencias, se rebaten y refutan las posiciones de otras corrientes sedicentemente obreras o abiertamente interclasistas, etc.
Pero ya sabemos que todo esto a “le Prolétaire”/“il Comunista” (exCombat) no le parece tan “político” como seguir alimentando el nacionalismo palestino y pasearse por todos los charcos del interclasismo pasado y futuro para “resolver las cuestiones del hoy” y “descubrir” las “nuevas armas” prácticas.
En cualquier caso, nosotros nos atenemos a las posiciones fundamentales del Partido, entre las que se encuentra ésta, esculpida para siempre contra los antecesores del nuevo curso :
“¿Creéis vosotros seriamente que (mientras toda la gigantesca máquina burguesa está comprometida de la mañana a la noche no tanto, poned atención, a refutar la tesis revolucionaria, cuanto a demostrar que a las reivindicaciones socialistas se pueda llegar marchando contra Marx y contra Lenin, y cuando no sólo partidos políticos si no también gobiernos constituidos juran gobernar, es decir, oprimir a las masas, en nombre del comunismo) el áspero y fatigoso trabajo de restauración crítica de la teoría revolucionaria marxista, sea solamente un trabajo teórico? ¿Quién osaría decir que no es también un trabajo político, una lucha activa contra el enemigo de clase? Sólo quien está poseído por demonios de la acción activista puede pensarlo. El movimiento, aunque sea pobre de efectivos, que trabaja en el periódico, en reuniones, en discusiones de fábrica, para liberar la teoría revolucionaria de las inauditas adulteraciones, de las contaminaciones oportunistas, cumple con esto un trabajo revolucionario, trabajo para la revolución proletaria.” (Activismo, 1952, Battaglia Comunista).
[1] “Dopo la comune lotta contro il liquidazionismo movimentista e un persistente attendismo (come documentato nel “programma comunista” dall’ottobre 82 al giugno 83, continuata poi parzialmente nello stesso giornale e successivamente in “combat”), e il comune tentativo di reagire alla crisi accettando la sfida lanciata dagli avvenimenti esterni e interni all’organizzazione, la sezione “italiana” si spacca” (il Comunista, Anno III/Nuova serie, nº1 de 1985).
[2] “La linea – aggiungiamo con maggiore energia e in riferimento alla crisi che ha ultimamente sconquassato il partito – che va dalla lotta per ENTRARE IN CONTATTO COI MOVIMIENTI SOCIALI e con la classe e per contribuire alla rinascita di una corrente classista indipendente dal collaborazionismo alla battaglia contro il liquidazionismo antipartito di stampa attendista, accademico o movimentista e contingentista che sia” (il Comunista, Anno III/Nuova serie, nº1 de 1985).
[3] ”Questo lavoro iniziò già nell’ottobre de 82, con la preparazione della riunione generale di Milano, i cui risultati immediati si possono leggere nel n. 20 del 29 ottobre 82 di ‘programma comunista’, e nei numeri successivi.” (il Comunista, nº2 de 1985, Anno III/Nuova serie, pag. 21)
[4] ”Come si è sviluppata questa crisi che vede contrapposti compagni che partono dalla stessa esigenza, l'intervento nelle contraddizioni sociali sotto la guida di una linea tattica collegata ai nostri principi politici e tattici?” (il programma comunista, nº20/1982, pag. 2).
[5] “Indubbiamente ciò è avvenuto in forza di un ritardo nel risolvere questo problema, che si è manifestato in modo differenziato alla scala internazionale” (il programma comunista, nº20/1982, pag. 2)
[6] ”In effetti, la nostra attività di intervento nelle lotte, per anni, è stata limitata al livello rivendicativo sindacale. E' verissimo. Ma questo terreno, i problemi che ha posto, l'evidente sua ristrettezza, ci ha fatto riconoscere la necessità di allargare la nostra visuale, ci ha fatto scoprire tutti gli altri terreni «pratici», e questi terreni – questione femminile, casa, antimilitarismo, repressione e ogni altra manifestazione delle contraddizioni sociali - ci hanno dato nuove armi e maggior sicurezza nell'affrontare la stessa lotta rivendicativa sindacale.” (il programma comunista, nº20/1982, pag. 5)
[7] ”Per questa ragione, pur comprendendo le «esigenze» di chiunque ci parli del «movimento sociale», pur condividendo il giudizio di essere di fronte ad un momento decisivo della nostra storia, ne traiamo la conclusione opposta a quella liquidatrice: dalla nostra storia passata, dai nostri errori, oltre che dal bagaglio dottrinale che non abbiamo mai visto come un ricettario, traiamo l'alimento per andare decisamente avanti.” (il programma comunista, nº20/1982, pag. 5)
[8] “1) Definire senso della spaccatura. Non fra parte arretrata e avanzata, ma fra comp. che sono consapevoli di una serie di esigenza (dal programma al p. d’azione riv.). Le divergenze di fondo fra loro: per farlo rompere o continuare. Uci divisa, ma responsabilità del sottoscritto e di E. di andare avanti, sia pure come “curatori fallimentari”.
2) Distinzione fra le posizioni di El Oumami e degli altri comp. El Oumami fa una serie di critiche che a noi appaiono giustificate e ci ha lanciato una sfida cha abbiamo deciso di accettare. Il problema dell’organizzazione int.le: mancanza di un vero programma d’azione politico.” (Traccia della riunione del 17.10.1982)
[9] ”Io non accetto il discorso della direzione che fa il mea culpa.” (il programma comunista, nº20/1982, pag. 5)
[10] “Allo stesso modo, una forte resistenza con le parole e coi fatti veniva offerta da questi compagni ad ogni tentativo di intervento fuori dalle fabbriche - sulle questioni della casa, femminile, della repressione, ecc. - e di intervento nelle stesse fabbriche e sul terreno propriamente sindacale che non si facesse ridurre ad una stretta dipendenza dai tempi e dai modi dettati dalle strutture sindacali ufficiali.
Per questa parte di compagni ogni decisione presa al di fuori di quanto e di come era « già stato fatto » in precedenza, ogni interesse per problematiche che investivano il terreno della critica politica e teorica non affrontate e risolte con tesi e punti fermi in precedenza (dal partito attuale o dal partito comunista d'Italia negli anni Venti), assumeva l'aspetto del pericolo o addirittura del tentativo di portare il partito fuori dalla sua rotta e di inficiarne la capacità teorica e politica.
Contro una visione di tal genere - che andò via via caratterizzandosi come difesa ad oltranza di quanto, non tanto la sinistra comunista come corrente politica, ma di quella italiana in particolare e soprattutto della persona Amadeo Bordiga, aveva detto scritto fatto, senza comprendere in realtà la lezione profonde delle battaglie di classe condotte dalla sinistra comunista - si sviluppò una lotta politica interna condotta in particolare dal Centro attraverso lo sforzo di reinquadrare i problemi dell'oggi e le differenze di situazione storica senza perdere il filo conduttore di quelle battaglie di classe.
Questa circolare del marzo 1976, alla pari di altre precedenti e di successive, fa parte di questa lotta politica interna. (…)
Da questo punto di vista, questa circolare segna un punto a favore, se così ci si può esprimere, alla lotta sia contro il conservatorismo di partito ben radicato purtroppo nell'organizzazione, sia contro quell'arroganza teorica mescolata ad un velleitarismo verbale ma pratico immobilismo caratteristici degli antidialettici legati ad una visione mistica del partito, della lotta di classe, del proletariato e del suo movimento, della rivoluzione, del comunismo.”” (Premessa alla circolare de 1976, pubblicato en “il Comunista”, nº33, 1992, pag. 9).
[11]“Noi siamo un’organizzazione molto piccola, collegata strettamente all’esperienza della Sinistra comunista d’Italia e al lavoro di restaurazione teorica del marxismo che i compagni della Sinistra che non hanno gettato la spugna e che non si sono venduti allo stalinismo hanno ripreso, sotto l’indirizzo dato da Amadeo Bordiga, l’attività sia teorica che politica e organizzativa riannodando il filo del tempo del movimento proletario e comunista rivoluzionario.” (il Comunista, nº178, agosto, 2023, pag. 1)
[12] “3) continuità del lavoro di intervento nei diversi settori in cui il partito agiva (terreno sindacale, antimilitarismo, antirepressione, difesa condizioni di vita lavoro e lotta del proletariato, ecc.)” (il Comunista, Anno III/Nuova serie, nº1 de 1985).
[13] ”Pubblichiamo qui di seguito due testi inerenti ad un’attività che il gruppo promotore per il Centro Sociale di Croce di Musile (nel sandonatese) ha iniziato sul problema della nocività e sugli infortuni sul lavoro. Questo gruppo di giovani è attivo dall’inizio del 1984 e si è mosso in special modo per ottenere un Centro Sociale, spazio da utilizzare per varie attività e iniziative collegate coi problemi dei giovani, sia verso il lavoro che verso la vita in generale.” (il Comunista, nº3 de 1985, Anno III/Nuova serie, pag. 7)
[14] “Sono senza dubbio una testimonianza (…) vivente di un modo di reagire sia all’isolamento che al silenzio, un modo fecondo per lo stesso futuro della lotta proletaria” (il Comunista, nº3 de 1985, Anno III/Nuova serie, pag. 7)
[15] ”Le droit de vote est un droit politique reconnu aux travailleurs français et qui doit être le droit de tout travailleurs étrangers. Non seulement le droit de vote, mais le droit d'être élu, ceci sans restriction par rapport aux types d'élections (locale ou nationale). Hors de cette positions de principe il n'y a que maquignonnage ou mascarade.” (le Prolétaire, nº383, 1985, page 1)
[16] ”doivent servir d’exemple pour les futures luttes ouvrières” (le Prolétaire, nº531)
[17] ”Solidarité prolétarienne avec Mumia Abu-Jamal et toutes les victimes du terrorisme de l’Etat américain” (le Prolétaire, nº541, août 2021)
[18] ”resta il fatto che, ad oggi, le donne uccise dai loro partner o in famiglia o semplicemente perché donne sono 102... e non è finito l’anno... ” (il Comunista, nº179, novembre 2023)
[19] ”In Francia/Svizzera un piccolo gruppo si era formato con compagni di Parigi, Strasburgo, Lione, Losanna continuando a pubblicare le Prolétaire. (…) rimasero in piedi, fino al giugno 1983, dei contatti con il vecchio centro situato a Milano, ma i tentativi di riorganizzazione a livello internazionale furono molto deboli e confusi.”
[20] “Selon le marxisme, l’orientation correcte surtout pour les aires où la révolution bourgeoise n’est plus à l’ordre du jour (ou donc il ne peut plus y avoir de révolutions doubles) mais où la question nationale n’a pas été résolue est d’insérer celle-ci et la lutte nationale dans la lutte de classe révolutionnaire.” (le Prolétaire, nº401, 1989, page 8).
[21] “Ce serait une grossière erreur d'indiquer aux prolétaires dans de telles situation la seule perspective de luttes sur un terrain purement prolétarien, en jetant aux oubliettes ces questions d'ordre national, soulevées par la bourgeoisie et la petite-bourgeoisie dans leurs seuls intérêts de classes dominantes, mais dont sont victimes d'une façon ou d'une autre les prolétaires.” (le Prolétaire, nº401, 1989, page 7).
[22] “E non c’è dubbio che i proletari del paese oppresso vedano i proletari del paese oppressore come complici della borghesia straniera che li opprime. Per dimostrare che questa complicità non c’è, i proletari del paese oppressore devono battersi contro la propria borghesia rivendicando che la popolazione oppressa, compresi i suoi proletari, abbia la libertà di “autodeterminarsi”.” (il Comunista, nº179, 2023, pag. 3)
[23] “Pour mettre sur pied une propagande communiste efficace dans les tragiques événements d'aujourd'hui, il est indispensable de partir non de la critique de I'OLP, mais du besoin de solidarité Instinctive avec la résistance des combattants et des masses exploitées au Liban. (…) il faut définir l'attitude juste et efficace vis-à-vis de I'OLP.
On doit se garder de donner à cette critique un caractère programmatique général ou abstrait, c'est-à-dire délié des exigences réelles de la lutte ressentie par les travailleurs. On doit enfin éviter de donner à la critique, même la plus juste du point de vue des canons programmatiques, une place disproportionnée par rapport aux tâches premières, et plus urgentes, au moins dans un premier temps, de formulation des besoins de lutte, des revendications, des méthodes de riposte et de lutte et même d'éveil à de nouveaux besoins en s'appuyant sur les événements.
C'est dans la mesure où ce travail est bien mené et où il forge une véritable camaraderie de lutte que la critique politique est mieux acceptée“ (Le Prolétaire, nº363 de 1982, page 2)
[24] “Si nous avons présidé à la naissance de ce comité, il n'est pas pour autant une émanation de notre parti. Y participent d'ailleurs des militants d'autres organisations à côté d'un petit groupe de militants de notre parti et de travailleurs sans parti, liés entre eux par une discipline par rapport à une base de lutte commune, et qui doivent parvenir à surmonter les hésitations normales au départ pour mettre sur pied maintenant une ligne d'action cohérente et entraînante.
Les principes avancés, notamment dans un tract d'appel à une réunion qui a rassemblé 80 personnes le samedi 19, sont ceux de la «solidarité internationale antiimpérialiste des travailleurs» contre l'«ennemi commun", l'impérialisme, «contre l'Etat d'Israël, et «les bourgeoisies arabes». Ces principes ne tombent pas du ciel. Ils résultent des besoins de lutte aujourd'hui effectivement ressentis notamment par une frange non négligeable de prolétaires immigrés.
C'est la raison pour laquelle nous les défendons dans ce comité de Solidarité Internationale Liban-Palestine, mais aussi dans les autres comités où peuvent intervenir nos militants, à Paris comme en province.“ (le Prolétaire, nº363, 1982, page 2)
[25] “Nous, jamais nous n’avons cru à des “solutions nationales” au Vietnam, à Cuba, en Palestine, en tous ces lieux déshérités où se battent des révoltés qui n’ont ni l’organisation ni l’armement théorique du prolétariat, des exploités qui ne sont même pas groupés sous la forme compacte de la seule et vraie classe révolutionnaire. Jamais nous n’avons encouragé la moindre illusion sur ces “voies” trompeuses proposées par Moscou et, d’une façon plus générale, par l’opportunisme de tous les pays et de tous les temps. Mais le sacrifice de ces masses insurgées en vain est une plaie qui restera béante jusqu’à la révolution mondiale de demain. Plus sobrement, mais certainement avec plus de conviction farouche que les enthousiastes occidentaux de ces luttes condamnées d’avance, nous crions : à bas les faux mots d’ordre de “Libération nationale”, hors des rangs ouvriers les traîtres qui les propagent : hier au service des vieux impérialisme, aujourd’hui au service de tous les nouveaux. Pour la lutte de classe internationale, pour la reconstruction de son parti, pour la dictature mondiale du prolétariat et contre toutes les “étapes intermédiaires”, les “transitions” qui se soldent en fleuves de sang ! “ (le Prolétaire, nº85, 1970).