¡Proletarios del mundo, uníos!

 

EL VERDADERO FABRICANTE DE VIRUS ES EL CAPITALISMO

 

Los problemas de la contaminación, la desertización creciente, el deshielo de los polos, etc. llevan tiempo presentes y profundizándose. Ahora ha saltado a la palestra un nuevo VIRUS “de la nada” con la curiosa capacidad de elegir las fechas (año nuevo chino) y lugares (China, Irán, Corea del Sur, Europa) que más le convienen a determinadas potencias como EEUU cuya hegemonía en la guerra comercial mundial retrocede imparablemente (sin que esto quiera decir que no les afecte e incluso se les pueda volver en contra).

Es imposible no ver detrás de ello la manifestación de los choques económicos entre distintos grupos de la burguesía mundial. Sin embargo, sin perjuicio de estos intereses económicos, LA REALIDAD DRAMÁTICA ES QUE EL CAPITALISMO ESTÁ DESTRUYENDO LA VIDA EN EL PLANETA.

En la sociedad capitalista, el principio motor y el fin último es la GANANCIA, que sólo se obtiene de la EXPLOTACIÓN del trabajo asalariado (y mientras subsista la propiedad privada, el intercambio de MERCANCIAS y el dinero estaremos en pleno capitalismo).

Dejando a un lado si el coronavirus es provocado o si ha surgido espontáneamente, así como todas las incongruencias y contradicciones de las explicaciones oficiales: incluso según la versión oficial, el problema no es el coronavirus en sí, el cual tiene poco efecto en la mayor parte de la población. El PROBLEMA es que la POLÍTICA CRIMINAL de reducción de recursos en Sanidad hace que en el Estado español sólo haya 3.508 camas de UCI (más las 896 privadas) mientras hay más de 47 millones de habitantes, que en el Estado italiano haya sólo 5.090 camas de UCI cuando hay más de 60 millones de habitantes, etc. Esto hace que, aunque afecte severamente sólo a una minoría en porcentaje, esta minoría supere el ridículamente PEQUEÑO NÚMERO DE CAMAS DISPONIBLE. El único CULPABLE de esta situación es el CAPITALISMO que nos hace vivir sobre un enorme barril de pólvora: superproducción y guerra comercial.

La propagación de este y otros virus se facilita por la concentración de la población. Pero… ¿Qué hace que nos aglomeremos en concentraciones urbanas que constituyen auténticas bombas de contaminación medioambiental y de propagación de enfermedades? La necesidad de las empresas de disponer de una gran masa de mano de obra para obtener GANANCIA de ella, junto con la imperiosa necesidad de esta mano de obra de encontrar trabajo allí donde lo haya. Es decir, la explotación del TRABAJO ASALARIADO por el CAPITAL.

Los Estados capitalistas toman medidas de “CUARENTENA”, de “CONFINAMIENTO”, de prohibición de manifestaciones y concentraciones, de prohibición de desplazamientos, etc. Rápidamente imponen la fuerza del Estado, decretando “estado de Alarma”, e imponiendo la autoridad de su Estado de clase.

Repentinamente, miles y miles de trabajadores ven suspendidos sus contratos o son DESPEDIDOS, mientras otros miles (la mayoría de los trabajadores con CONTRATOS TEMPORALES) pierde su trabajo. El Estado promete ayudas y cubrir las prestaciones de desempleo, pero no nos dejemos engañar: con la paralización general de la producción y el socavón dejado por el hundimiento del capital especulativo, la reanudación de esta CRISIS nos la van a hacer pagar a la clase obrera si no nos organizamos para enfrentar a la Patronal.

En esta sociedad movida por la GANANCIA hay siempre un gran NEGOCIO detrás de las falsamente llamadas catástrofes “naturales”: farmacéuticas corriendo a enriquecerse con vacunas y tratamientos patentados, supermercados haciéndose de oro con el miedo de la población, empresas aprovechando para despedir masivamente, etc.

Este virus sirve también para encubrir la CRISIS DE SOBREPRODUCCIÓN. De esta manera, la caída de la producción del precio del petróleo (por debajo de 30 dólares el barril) por la superproducción del mismo que inunda las reservas mundiales se puede silenciar o achacar al coronavirus, la caída de las Bolsas – el CRACK FINANCIERO E INDUSTRIAL del tipo 1929 – que se venía preparando y madurando desde 2008 se puede achacar al coronavirus y no a su auténtica causa: EL SISTEMA MERCANTIL CAPITALISTA. Durante los últimos años, este sistema enfermo vive envuelto en las contradicciones de la crisis de sobreproducción, con tasas de interés negativo (la negación de la propia lógica capitalista, pagando por prestar dinero…) e inyectando dinero y más dinero producido de la nada (dándole a la máquina de hacer billetes) como se inyecta droga al ADICTO. Esta BURBUJA tenía que reventar. Era un secreto a voces incluso entre los economistas más defensores del sistema capitalista. Este coronavirus tiene una capacidad sorprendente de acertar el momento también en este aspecto.

Nos repiten por televisión, una y mil veces: el problema del coronavirus afecta por igual a “ricos y pobres”. Nada más conveniente para la burguesía que convencer a la clase obrera de que todos somos iguales ante Dios, ante la Ley, ante el Clima y, ahora… ¡ante el CORONAVIRUS!

¿Acaso tienen las mismas condiciones los barrios obreros y los barrios de la burguesía? ¿Acaso tienen el mismo efecto los virus y las enfermedades en un cuerpo machacado por el trabajo que en un cuerpo sano y descansado? ¿Acaso el estado de salud y el sistema inmunitario es el mismo en quien puede permitirse comer comida de calidad que quien tiene que comer cualquier cosa porque el salario no le alcanza? ¿Acaso la comida que puede pagar la clase obrera es la misma que la comida de calidad que puede permitirse la burguesía? ¿Acaso estamos sometidos a las mismas condiciones de intoxicación y peligrosidad en los centros de trabajo? ¿Acaso podemos acceder a los mismos tratamientos y medicinas?

Pero hay otra destrucción mayor si cabe y es la GUERRA. El capitalismo lleva a sus espaldas dos guerras mundiales, con 15 millones de muertos en la primera y 80 millones en la segunda. La obra culminante de la civilización burguesa son las bombas atómicas lanzadas sobre la población de Hiroshima y Nagasaki.

Desde entonces la capacidad destructiva militar no ha hecho más que aumentar, pero no es lo único que ha cambiado. El sistema capitalista está inmerso en una gran crisis de SOBREPRODUCCIÓN relativa de capitales que exige una DESTRUCCIÓN de fuerzas productivas para relanzar otro ciclo de ACUMULACIÓN con una elevada tasa de ganancia.

El reparto del mundo realizado en Yalta y Potsdam después de la Segunda Guerra Mundial ha saltado por los aires y los EEUU no dejan de retroceder mientras no dejan de intentar desencadenar conflictos militares en todo el globo, intentando desencadenar la Tercera Guerra Mundial cuando todavía pueden pensar en ganarla.

La guerra comercial se proclama abiertamente y el resto de países imperialistas (UE, China, Rusia, Arabia Saudí, Irán, Venezuela, Brasil, las dos Coreas, etc.) también ocupan posiciones e intervienen militarmente en todo el mundo para defender sus intereses económicos. La insaciable sed de ganancia del capital conduce a las distintas potencias imperialistas a superar cualquier límite imaginable para la prosecución de su guerra comercial por otros medios.

Compañeros y compañeras, tenemos que yugular el capitalismo antes de que, con el desarrollo de las guerras, las pestilencias y los virus de laboratorio o “naturales”, este destruya la vida humana sobre la tierra. Por tanto, HAY QUE DESTRUIR EL CAPITALISMO PARA QUE NO DESTRUYA EL PLANETA, y esto requiere el PARTIDO marxista integral, COMUNISTA e INTERNACIONAL.

Este mundo burgués se hunde y amenaza con arrastrarnos con él, no tenemos parches o remiendos que ponerle sino una nueva sociedad por la que luchar y vivir. Y no una caricatura de esta actual sociedad con los nombres cambiados (como en Rusia, China o Venezuela), sino una sociedad verdaderamente comunista: sin trabajo asalariado, sin dinero, sin mercado, sin anarquía de la producción, sin propiedad privada, sin Estado, ni crisis ni guerras… en la que “el libre desarrollo de cada uno será la premisa del libre desarrollo de todos” (Manifiesto del Partido Comunista).